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Emana: un caché y una realidad

El sueldo y los números del futbolista africano no se corresponden con lo que piden sus agentes al Betis.

el 17 jul 2011 / 21:38 h.

Emana, durante un entrenamiento.

Un verano más el nombre propio en el mercado del Betis tiene la misma figura: Achille Emana. Su carácter díscolo, unido a un fútbol tan imprevisible como espectacular, le convierten hoy por hoy en el principal activo de un club necesitado de liquidez y ajeno a las cifras de otros tiempos. La negativa de sus agentes a dar el visto bueno para su traspaso a Ucrania ha reabierto un debate tan manido como actual: ¿Es tan necesario Emana en este Betis? La pregunta tiene varias lecturas, desde su valor real en el mercado hasta la coherencia de mantener en el plantel a un jugador que por sí solo acapare el 10% del presupuesto destinado por los administradores concursales a la plantilla, pasando por su importancia verdadera en los éxitos del equipo.

Por partes. La realidad dicta que Emana mantiene desde su llegada a Heliópolis una relación continua de amor y odio tanto con quienes han dirigido al Betis en los despachos, como en los banquillos y hasta con la afición. Sus desavenencias estuvieron a la orden del día con Lopera, Chaparro, Nogués (que lo condenó al banquillo) e incluso Pepe Mel, obligado a morderse la lengua en más de una ocasión. En este tiempo hasta le han apartado de la selección de su país, Camerún, cambiando incluso de agencia de representación. Debido a esta mezcolanza entre sus cualidades y su indomable carácter, Achille siempre ha recibido un trato preferencial respecto a sus compañeros. Todos sus entrenadores han optado por mimarle y evitar en lo posible que la bomba explotase en cualquier momento, y así lo ha hecho también Pepe Mel esta pasada temporada.

Eso no es óbice para obviar que casi todos sus entrenadores han recomendando al club su traspaso en caso de que alguien llamara a la puerta del africano. Pero ni siquiera ahí Emana ha demostrado tener el caché que reclaman sus agentes. Sólo el Galatasaray hace un año, y hace unos días el Dnipro que entrena Juande Ramos, han ido de verdad a por el africano. No debe ser tampoco fruto de la casualidad que ningún equipo que milite en alguna de las grandes ligas europeas haya ofertado con seriedad por el africano.

Pero al margen de datos subjetivos basados en su carácter, gustos futbolísticos y preferencias estilistas, hay detalles objetivos que invitan a una reflexión. Achille Emana tiene un sueldo de dos millones de euros brutos (coste club), lo que implica un diez por ciento de los veinte millones de euros en los que han cifrado los administradores concursales el tope de gastos en la primera plantilla. Es más, se ha establecido un límite salarial que oscila los 600.000-700-000 euros.

Esto quiere decir que con el africano se establecería una diferencia difícil de asimilar por muchos jugadores: ganaría dos y tres veces más que cualquier otro futbolista de la plantilla, sin que sus números le tipifiquen como un jugador que marque grandes diferencias. El africano ha disputado con la camiseta del Betis un total de 91 partidos en Liga, de los 122 en los que su equipo ha participado durante estas tres últimas temporadas. Con él en el césped, el conjunto bético ha logrado 40 victorias, 25 empates y 26 derrotas. Y sin el camerunés, sus compañeros han sido capaces de sumar 14 triunfos, nueve empates nueve y ocho derrotas.

Es decir, el promedio es bastante similar con Emaná y sin Emana, sin que existan disparidades entre la temporada de Primera División y las dos de Segunda. Además sus registros goleadores tampoco son para tirar cohetes: apenas 34 dianas en tres años, de las 197 logradas por el equipo verdiblanco durante ese período.

Dicho todo esto resulta todavía más comprensible el enfado suscitado en la planta noble del Benito Villamarín tras su frustada marcha a Ucrania. Emana, hoy por hoy, es un jugador que a sus 29 años apenas tiene una trayectoria de varios años en el Tolouse galo, así como un descenso con el Betis, dos años en Segunda y el reciente ascenso. Además, ya ni siquiera es internacional con Camerún. ¿Cúal es entonces su caché real?

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