Escuchando a Marcelino o a Del Nido tras el partido algún iluso que no lo viera por televisión podría creer que el Sevilla realmente hizo una segunda parte “magnífica” en Valencia y que dobló en ocasiones de gol a su rival como para haber dejado la eliminatoria casi sentenciada.
Eso podría pasar antes, cuando de los partidos de fuera sólo se tenían las referencias radiofónicas y las crónicas en el periódico había que leerlas uno o dos días después. Hoy en día, con la inmediatez y la nitidez del PPV, internet, twitter, youtube y demás parientes y afectos ya resulta más complicado que cuelen esos manidos topicazos tan recurrentes de los hombres de fútbol.
Todo el que viera ayer el partido del Sevilla en Mestalla debe estar realmente sorprendido de escuchar luego al entrenador diciendo que su equipo ha estado “magnífico”, aunque sea sólo una parte, la segunda, en la que el Valencia, por cierto, le creó tres claras ocasiones de gol en los primeros quince minutos. Si esta es la excelencia a la que aspira Marcelino, pronto escuchará al sevillismo cantarle al oído. Lo mejor de ayer, visto lo visto, fue el 1-0. Y es malo.
