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España reina en el Pizjuán

El mejor partido de Europa dejó en evidencia a Inglaterra y ratificó la certeza de que España debe buscar rivales que se aproximen a su nivel en otros continentes. El abarrotado Pizjuán disfrutó de lo lindo con una selección sublime que sin derrochar su enorme talento acumuló otra victoria de prestigio más.

el 15 sep 2009 / 22:30 h.

El mejor partido de Europa dejó en evidencia a Inglaterra y ratificó la certeza de que España debe buscar rivales que se aproximen a su nivel en otros continentes. El abarrotado Pizjuán disfrutó de lo lindo con una selección sublime que sin derrochar su enorme talento acumuló otra victoria de prestigio más.

Son dos concepciones futbolísticas de siglos distintos. Es curioso el caso inglés. Mientras en su liga doméstica el juego ha ido evolucionando hacia una primacía del talento y la imaginación mezclados con la intensidad y la competitividad made in England, gracias, eso sí, al desembarco de muchos jugadores y entrenadores talentosos de otros países, su selección ha apostado por una involución en el juego para acabar con una crisis de resultados que la llevó a guardar ausencia en la última Eurocopa. Es cierto que la comparación con España resulta tan odiosa como injusta con cualquiera que intente abordarla, pero no es desdeñable la lección que para Inglaterra supone el test de anoche a la hora de contrastar modelos.

Incluso desajustando el esquema la selección impone su estilo de toque. Ya lo dijo hasta Capello en las vísperas: prohibido tocar aquello que funciona. Del Bosque tiene la coartada de que los amistosos, aunque ante Inglaterra nunca lo es, están para ensayar con vistas al futuro, pero la asimetría de la que dotó al equipo de salida, recordando sus tiempos en el Madrid galáctico, rompió la conexión armónica de España con la pelota y de pronto se advirtió un escenario imprevisto en el que Inglaterra manejaba más tiempo esa pelota que Capello desprecia pero que les llevó en los diez primeros minutos a cruzar dos remates delante de Casillas que rozaron primero un palo y luego el otro, ambos fabricados con balones aéreos, como no.

Sin Silva en el césped y con Xavi escorado a la derecha España pagaba su descompensación hasta que el centrocampista del Barcelona se fue en busca de su fiel aliado. Y cuando agarró el balón el partido viró hacia un rondo que convirtió el partido para los ingleses en un agujero negro, en un túnel del tiempo. Si el portero inglés, conocido como Calamidad James, había recibido sólo un par de sustos desde la distancia, con sendos tiros de Marcos Senna, a partir del cuarto de hora, con el balón a buen recaudo, el juego se trasladó a las inmediaciones del área visitante. Era cuestión de tiempo. Villa marcó en el 25 pero fue anulado en fuera de juego, pero en el siguiente pase al espacio que recibió hizo el tanto que le convirtió en el único español de la historia en marcar en seis partidos seguidos.

Xabi Alonso, cuya presencia ya era imponente en todas las parcelas del mediocampo, en la distribución o la recuperación, agarró un balón que el central Jagielka despreció con un despeje miserable. Antes de hacer el control ya había encontrado en el horizonte al 7 y el pase lo convirtió el asturiano en unos pasos de baile entre los centrales para ejecutar el 1-0 con estatua incluida de James. Delirio en el Pizjuán, abatimiento en los 5.000 ingleses que ya barruntaban lo peor. La diferencia era abismal al paso de los minutos. Iniesta se inventaba un pase que sólo los elegidos son capaces de ver y ejecutar para que Capdevila se la pusiese al pie a Villa, que disparaba; el rechace fue a Xavi, cómo no, que se la puso a Xabi Alonso para que soltase un cañonazo que no fue el 2-0 por escasos centímetros.

Inglaterra pedía la hora ante una España que sólo sufría con algún balón aislado a la espalda de Albiol para Heskey y algún eslalón desesperado de Phillips.

Los muchísimos cambios no cambiaron la fisonomía del partido, aunque fue notorio que España se encontró más suelta cuando con la entrada de Silva el equipo recuperó el esquena 4-2-3-1 con el que ganó la Eurocopa, más equilibrado. La segunda parte fue para la exhibición, para guardar y esconder el balón, cual Globetrotters. No hubo muchas ocasiones, no hacía falta. En la única marcó Llorente en una falta de Xavi. España ganó como quiso, como le gusta, está en otra dimensión; Inglaterra, en otro siglo, un siglo pasado.

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