Cofradías

"Estoy convencido de que Sevilla se va a volcar con esta coronación"

ENTREVISTA. José Manuel Marín es el hermano mayor de la Sacramental de Camas, cuya dolorosa será coronada en la Catedral de Sevilla el próximo día 15

el 06 jun 2013 / 23:30 h.

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33 El hermano mayor, José Manuel Marín, posa ante el altar del triduo de la coronación, cultos que hoy predicará Carlos Amigo. / José Carlos Cruz (Atese) El hermano mayor, José Manuel Marín, posa ante el altar del triduo de la coronación, cultos que hoy predicará Carlos Amigo. / José Carlos Cruz (Atese) El próximo 15 de junio será una fecha histórica para el pueblo de Camas. Su patrona, la Virgen de los Dolores, será coronada en la Catedral de Sevilla, adonde será trasladada en su paso de palio desde la capilla de los Marineros en una histórica procesión que le llevará a cruzar el puente. –La pregunta se la habrán planteado muchas veces. ¿Por qué la coronación en la Catedral? –Nace en concreto de una invitación. Una vez presentado el expediente de coronación, en una de esas reuniones informales que tenemos en el Arzobispado, el cardenal Amigo, que en ese momento ocupaba la sede, sugirió que por qué no veníamos a coronar a la Virgen a la Catedral. El hermano mayor de entonces pensó que se trataba de una broma. Pero ahí quedó ya la idea planteada. Luego vino el relevo en la sede episcopal y, con ello, un cambio en las directrices de concesión de las coronaciones. Llegamos a temer que el expediente quedara un poco paralizado. Cuando se nos anuncia la coronación, el 10 de noviembre de 2010, fue una sorpresa para todos. Y más aún cuando dos días después, el párroco nos anunció que la propuesta que puso en su día sobre la mesa el señor cardenal seguía vigente y era factible. El cabildo de oficiales optó, ante la importancia de la decisión, por convocar al cabildo general de hermanos. Se pusieron sobre la mesa las dos propuestas, en Camas o en Sevilla, y los hermanos supieron entender que lo que se les estaba proponiendo era una oportunidad histórica. –No todo el mundo estaba de acuerdo con coronar a la Virgen en Sevilla… –Evidentemente hubo disparidad de opiniones, incluso dentro de la propia junta de gobierno. Entendí que era una decisión que tenían que tomar los hermanos con total libertad, de ahí que la junta de gobierno ni siquiera llevó un voto prefijado a ese cabildo. Hubo oficiales de junta que votaron contra la propuesta de ir a Sevilla, pero una vez que se aprobó esa idea, nada más que cabía ya trabajar en esa dirección. Va a ser un acontecimiento histórico para la hermandad, para el pueblo y yo creo que incluso para la provincia. –Aparte de su carácter inédito, ¿qué va a aportar este acontecimiento a la historia de las coronaciones de la diócesis? –Creo que esta coronación contribuirá a cambiar la idea que teníamos de las coronaciones. Cuando iniciamos los trámites, ya nos propusimos que no fuera una coronación más. Y lo primero se nota en la obra social. No hemos apostado por una gran obra material –incluso podría decirse que el sustento económico de esta coronación ha sido más bien escaso– sino que se ha basado en dos pilares: la formación y la caridad. En el primer ámbito, desarrollando una misión popular de la mano de los hermanos claretianos que ha servido para remover los cimientos de la hermandad. Y también creando un importante proyecto de acción social, primero con la creación de una promotora que aglutina a todas las entidades que trabajan en este ámbito en Camas, y luego con la puesta en marcha de un Banco de Alimentos cuyas instalaciones fueron bendecidas el 13 de enero de 2012 por el obispo auxiliar. –Superadas las tibiezas iniciales, la expectación se ha disparado. –A medida que se van acercando los días se incrementa la expectación. La previsión inicial era la de instalar 1.800 sillas en la Catedral, pero nos hemos visto desbordados gratamente durante el reparto de las invitaciones con colas de hasta tres horas en las puertas de la casa de hermandad. Al final se ha logrado una ampliación de los sectores y, a día de hoy, el aforo de sillas de la Catedral se ha cubierto totalmente. Estamos hablando de 3.000 sillas. –Un traslado en andas desde Camas a Triana, otro a la Catedral en paso de palio, una procesión triunfal por Sevilla, el regreso a Camas y procesión por el pueblo... Le han echado valor. –La programación de esta coronación conlleva muchos traslados y movimientos por la ciudad. Lo siento por nuestro equipo de priostía, que está realizando un esfuerzo sobrehumano, pero la ocasión lo requiere. Es un momento único, histórico, que estamos saboreando desde sus preparativos. El que llegue el día 15 a la Catedral para vivir la coronación, posiblemente llegue tarde, porque la coronación se habrá producido ya en ese Banco de Alimentos que se puso en marcha, en los procesos misioneros que han hecho que la Virgen fuera al barrio de la Cruz, al cementerio, que visitase el barrio de la Fuente o por primera vez fuese a la Pañoleta... Son muchos los momentos vividos durante estos dos años en que hemos estado preparando la llegada del día 15. A lo mejor el acto del día 15 no es más que la guinda. –¿Qué legado quedará de esta coronación? –Esta coronación ha servido para remover los cimientos de la hermandad. Espero que sirva también para que Camas tome un poquito de identidad como pueblo, que por su idiosincracia no tiene. –¿Qué mensaje os ha trasladado el arzobispo Asenjo? –Fundamentalmente, que nos estará vigilando para que el coste de la obra social, una vez pasada la coronación, no se desviase otra vez a temas patrimoniales. –¿Cómo cree que acogerá Sevilla esta primera coronación de una dolorosa de la provincia en la Catedral? –En la viña del Señor hay opiniones para todos los gustos. Nosotros no venimos a Sevilla a pasearnos ni a buscar el espectáculo, ni mucho menos. Estoy seguro de que Sevilla se va a volcar y que en Triana se está viviendo con intensidad los preparativos. La Sevilla cofrade va a estar con nosotros, seguro, y la respuesta va a ser tremenda. Quien acuda a acompañar a la Virgen se va a encontrar con el carácter penitencial de una hermandad de ruán negro, pero también con el carácter alegre y festivo que conlleva una procesión de gloria como es ésta.

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