Cultura

'Estoy harto de que se reconozca a Paco de Lucía y a mí no'

Es el guitarrista que más ha hecho por la guitarra flamenca, su mejor músico, el andaluz que más la ama. Por eso ha dedicado su vida a dignificarla y convertirla en una referencia para músicos de todo el mundo. Foto: José Manuel Cabello.

el 15 sep 2009 / 11:16 h.

Es el guitarrista que más ha hecho por la guitarra flamenca, su mejor músico, el andaluz que más la ama. Por eso ha dedicado su vida a dignificarla y convertirla en una referencia para músicos de todo el mundo.

- ¿Cómo suele llevar el preámbulo de los grandes acontecimientos?

-Estos asuntos me suelen crear inquietud porque no termino de asumirlos con convencimiento. Lo único que deseo es que si tengo que tocar, lo haga lo mejor posible, claro.

-Con tantos años de artista, suponemos que tocar en un evento como la Bienal de Sevilla, será pan comido...

-No crea. Es una gran responsabilidad para mí. Sobre todo si me ha tocado ser el protagonista de esta Bienal o uno de los protagonistas. Lo digo por lo del homenaje de la gala inaugural.

-¿Qué desea para ese día?

-Que me coja como los días buenos de Curro Romero; en eso, al menos, creo que me parezco bastante a Curro. La inspiración es fundamental y no siempre la encontramos en un escenario.

-Y en eso, ¿qué factores influyen si puede saberse?

-Casi nunca depende del toro, sino de uno mismo. Todo está en uno mismo.

-¿Qué sabe de la gala inaugural?

-Todo. Es mi hermano Isidro quien la ha creado y la va a dirigir, pero estoy al corriente de todo, como es lógico. El encargo se lo hicieron a él y ha tenido libertad para hacer lo que crea conveniente.

-¿No ha trabajado con él a la hora de elegir sus propias piezas musicales?

-Ni mucho menos. Él ha elegido de mi repertorio los temas que yo tengo que tocar.

-¿Confía en él absolutamente?

-Claro, porque es un gran artista, un músico de mucha sensibilidad. Por eso me he puesto en sus manos; él me ha dicho lo que tengo que tocar, lo tocaré y lo haré lo mejor posible. Ha elegido, por ejemplo, una soleá que yo compuse a los 18 años y no me ha dejado que le cambie ni una sola nota a la pieza. Con eso se lo digo todo.

-¿Se reconoce ya en esa soleá?

-Claro que no. Yo ya no soy aquel guitarrista; pero asumo el reto y obedezco, porque, sinceramente, estaré en esa obra como un mandao, como un guitarrista al que han invitado.

-¿Tampoco ha elegido a los artistas que participan?

-No, y me alegro. Para mí hubiera sido un verdadero compromiso, porque hay muchos artistas, amigos míos, a los que les hubiera gustado estar y no estarán. Pero estoy contento con los que mi hermano ha elegido.

-¿Qué significa para usted que esta Bienal comience con un reconocimiento a su carrera, a su arte, a su obra?

-Es lo máximo que puede pedir un artista flamenco; que la Bienal reconozca su labor.

-¿Qué lugar ocupa Sevilla en su corazón de artista?

-Un lugar muy especial. Sevilla y Córdoba son las únicas provincias andaluzas que me han mimado. Me han marcado, porque he vivido cosas muy importantes en ellas, que han sido fundamentales en mi carrera. Fui guitarrista de la Niña de los Peines; con eso se lo digo todo.

-¿Se siente profeta en Cádiz, su tierra natal?

-Ni mucho menos. Es donde menos siento el cariño, exceptuando Jerez, ciudad de Cádiz a la que le tengo un gran afecto y mucho que agradecer.

-¿No se siente reconocido en Cádiz, con la salvedad de Jerez?

-Cuando le dieron el Príncipe de Asturias a mi compadre y admirado Paco de Lucía, el que más se alegró fui yo. Es el máximo galardón que España puede darle a un artista. Después, la Universidad de Cádiz lo nombró Doctor Honoris Causa, despreciando mi labor por el flamenco y todo lo que he aportado a nuestra cultura. Ese premio tenía que haber sido para mí y no para Paco.

-¿Se siente despreciado en Cádiz, entonces?

-Por supuesto. Estoy cansado de que reconozcan todos los méritos de mi compadre Paco de Lucía, y a mí ninguno. Y cuando quiera el que quiera, ponemos sobre una mesa lo que ha hecho Paco y lo que he hecho yo.

-¿Podría argumentarlo?

-Paco de Lucía no ha dado una clase de guitarra en su vida, y yo llevo más de treinta años dando cursos internacionales, investigando, enseñando, luchando por la guitarra y por el flamenco. Para esos cursos, el sistema tuve que crearlo yo mismo. Y soy el único flamenco que ha escrito un libro sobre la guitarra, pero no sobre la historia, no; sobre la música de la guitarra flamenca, su gramática y su constitución, para que pueda entenderlo cualquier músico del mundo.

-¿También ha creado escuela, como Paco de Lucía?

-He creado a varias figuras de la guitarra flamenca actual, a las que he tenido en mi casa sin cobrarles un duro. Y Paco sólo ha creado imitadores, porque él no se ha encargado nunca de explicar cómo es su toque, por qué toca como toca, cómo son las cosas de la guitarra flamenca. Por eso sólo ha creado imitadores que no saben razonar lo que hacen. Mis discípulos sí saben razonar lo que hacen porque yo no les he enseñado mis falsetas, sino a que conozcan la música de la guitarra flamenca para, luego, crear su propia personalidad.

-¿Cree que Paco es responsable de que sólo haya creado imitadores, según dice?

-Él ha ido a realizarse como guitarrista y lo han seguido muchas personas. No es su responsabilidad. Pero a él no le ha dado la gana de enseñar a la gente. Yo sí lo he hecho y lo sigo haciendo, aunque no se me reconozca. Y no he recibido ni un solo gesto de afecto de Cádiz, si realmente Cádiz me tiene algún afecto. Es la primera vez que digo esto y que me defiendo públicamente, pero es que estoy cansado; soy un guitarrista de más de 60 años, y un tío por derecho. Y estoy cansado de muchas cosas.

-Todavía es joven y puede recibir el reconocimiento que muchos creemos que merece.

-No lo quiero. Aprovecho esta entrevista para decirle a Andalucía que es el último homenaje que acepto. Que a nadie se le ocurra llamarme para darme un homenaje, que ya está bien.

-¿Sería capaz de calmarse y hacer balance de su carrera?

-El balance es positivo, porque la vida me ha permitido lo que quería hacer. Ha sido a cambio de mucha dedicación, de sacrificarme yo y sacrificar a mi familia. Pero la guitarra me ha recompensado por todo eso.

- ¿Ya sabe por qué decidió ser guitarrista?

-Por supuesto. Nací en una familia en la que la guitarra era un miembro más. Mi padre era guitarrista y recibí su legado para llevar la guitarra, seguramente, al lugar donde él no pudo llevarla.

-¿Se enorgullece de eso?

-Con toda la fuerza del mundo. Él sabía que yo podía hacer lo que he hecho por la guitarra y por el flamenco.

-Su padre también quiso ser torero y usted lo intentó. Y escribía poemas, y usted acaba de escribir un libro maravilloso. Y era panadero y usted también fue panadero. Si hubiera sido albañil o tractorista, ¿sería hoy albañil o tractorista?

-Ni lo dude. Pero de los buenos, porque él me enseñó no a ser el número uno; sólo, a ser bueno en aquello que hiciera.

-¿Ha sido la persona más importante de su vida?

-Sin duda alguna. Es mi referente; además de mi padre, era un hombre al que yo admiraba porque era una persona increíble, un ser humano único. Cuando me levanto por las mañanas lo primero que hago es saludar a mi padre y a mi hijo, que ya no están conmigo, al menos físicamente, porque los dos han muerto. Es la única manera de poder seguir adelante.

- ¿Le hace ilusión estrenar en la Bienal su obra sobre Resendi?

-Estoy contento con lo que he creado en su honor, porque fue un pintor genial. No reconocido, por cierto. Sus cuadros valen hoy una fortuna, pero fue un incomprendido. Le conocí personalmente, aunque no tuvimos mucha relación. Era mayor que yo. Algunos de sus cuadros los compré por letras.

-Por si le sirve de algo, Manolo Sanlúcar es mi guitarrista.

-Lo sé. Y se lo celebro.

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