Cultura

Estrella Morente fue puro teatro

La artista granadina colocó parte de su repertorio y el de su padre en un espectáculo decepcionante.

el 27 sep 2010 / 05:43 h.

El Concurso de Cante Jondo de Granada que Lorca y Falla organizaron en 1922 para evitar que los niños de la incipiente etapa de la ópera flamenca acabaran con el verdadero cante andaluz, se saldó con un fracaso espectacular, el mismo que tuvo anoche Estrella Morente con su evocación a este histórico certamen. Si ella y su padre, presente en el concierto, querían rendir homenaje al certamen granadino, que de eso iban el audiovisual del principio y el raquítico programa de mano, el fracaso ha sido estrepitoso porque lo que trajo Estrella a la Bienal no tuvo nada que ver con aquel concurso, que se creó para advertir de que el alma música del pueblo andaluz estaba muriéndose debido a la opereta y la chabacanería folklórica y comercial de la época.

Lorca, que se iba a la cama todas las noches escuchando los discos de pizarra de la Niña de los Peines, Antonio Chacón, Tomás Pavón y Manuel Torre, se hubiera salido abochornado del Teatro de la Maestranza con tanta fiesta sacromontiana, canciones comerciales y cuplés por bulerías. Más de media hora de tangos de Granada, con las voces distorsionadas y un desorden absoluto en la escena nos avisaron ya de por dónde podía ir el espectáculo, en el que Estrella, con el pretexto del concurso de su tierra, colocó lo más granado de su repertorio y fusiló gran parte del de su padre, al que no deja de calcar. No se sentó a cantar de verdad hasta que no se ocupó de las malagueñas, una de Pastora, Se le han corrío los velos, y otra de Chacón, Del convento las campanas, destrozando ambas con tanto falsete, sobrecarga melismática y falta de ligazón. No contenta, en las granaínas volvió a empobrecer al maestro Chacón con clara tendencia a acancionar su legado. Éste fue el flamenco que trajo anoche Estrella Morente a la Bienal con tanto bombo y platillo.

Ya que quiso homenajear al susodicho certamen podría haber hecho la caña o las soleares de Paquirri de El Tenazas, o las seguiriyas de Silverio Franconeti que cantó el Niño Caracol. Fueron los ganadores del concurso. Pero el certamen de marras sólo ha sido un pretexto para colocar en la Bienal de Flamenco un concierto fallido a todas luces, por muy artista que sea Estrella, que lo es, aunque a la hora de sentarse a cantar por derecho deje al descubierto sus carencias. Estrella Morente sobreactúa en exceso, es su manera de vender su arte, que lo tiene. Guapa de mareo, lució unos modelos espectaculares de Victorio & Luchino, se trajo a media Granada para que la arroparan en el escenario y enloqueció al público, que llenó el Maestranza.

Agradecida por cómo la trató el respetable, la artista nos quiso hacer un regalo: cuarenta minutos de baile por soleá del artista granadino Juan Andrés Maya. Ahí queda eso. Encima le enmendó la plana al director de la Bienal. Más de dos horas de espectáculo, de una obra con la que nos han tomado claramente el pelo. Lo dice alguien que no es precisamente sospechoso de ser antimorentista, sino todo lo contrario. Pero es que anoche, con todo el respeto debido a esta ilustre familia y al público asistente, los Morente vinieron a dar mucha ojana y poca verdad flamenca. No sé lo que hubieran pensado Lorca y Falla, pero yo pasé una mala noche.

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