La misión parlamentaria encargada de estudiar la regulación del uso del burka en Francia abogó ayer por la prohibición del velo integral en los servicios públicos galos y propuso que el Parlamento adopte una resolución de condena hacia una prenda "contraria a los valores de la República" según ellos.
Tras seis meses de trabajo, los 32 diputados responsables del informe Velo integral: el rechazo de la República presentaron ante más de un centenar de periodistas sus conclusiones, entre las que destaca la recomendación de la interdicción de dicha prenda de origen afgano en transportes, hospitales, escuelas, bancos u oficinas de correos, entre otras.
Tal y como subrayó el presidente de la Asamblea Nacional, Bernard Accoyer, el informe muestra una "voluntad de que esa práctica cese" en el territorio francés al considerarla "integrista".
El informe señaló también que "toda Francia dice no al velo integral", aunque haya diferencias sobre cómo regularlo, y subrayó la conveniencia de buscar "consenso" entre el conjunto de las fuerzas políticas. El propio jefe del Estado, Nicolas Sarkozy, aseguró en varias ocasiones que "el burka no es bienvenido en la República" al tratarse de un "signo de servidumbre" que atenta contra la idea francesa sobre lo básico de "la dignidad de la mujer".
Por su parte, el presidente de la misión parlamentaria multipartita, André Guerin, dijo ayer que "en el siglo XXI, no podemos aceptar el rostro tapado en el espacio público". La prohibición del burka, agregó, sería una "ley de liberación" para "todas esas mujeres encerradas" dentro de la prenda, que supone una comunidad de unas 1.900 afectadas en Francia, según el Gobierno. En Francia viven poco más de 64 millones de personas, según los datos del censo de enero de 2009.
La propuesta no se debatiría hasta la primavera, una vez se hayan celebrado las elecciones regionales de finales de marzo.
