El "guarrindongueo de la derecha" o una "guerra de basuras". Esa será, según el PSOE, la estrategia del PP para defenderse del escándalo de los supuestos sobresueldos que el extesorero del PP Luis Bárcenas repartió durante años entre la cúpula popular. Desde Sevilla, José Antonio Griñán y Alfredo Pérez Rubalcaba avisaron ayer a los suyos de que los populares pondrán a funcionar el ventilador de la corrupción para esquivar sus presuntas responsabilidades. El PSOE andaluz ya lo está comprobando en sus carnes. Desde que estalló el caso Bárcenas, el PP niega los hechos y contraataca con el escándalo de los Expedientes de Regulación de Empleo irregulares pagados con dinero de la Junta. El presidente andaluz sacó pecho de la respuesta de su partido y de su Gobierno ante el caso ERE y exigió al PP que actúe igual, que se "persone, denuncie y pida fianza para sus dirigentes".
El presidente andaluz contrapuso la reacción del PP ante el escándalo de los sobres y la de su formación por el caso ERE. "Nosotros también hemos vivido episodios de corrupción, pero denunciamos", dijo. El PP, "en vez de querellarse contra los que publican sus papeles, debería ir contra el que tiene 22 millones en una cuenta opaca en Suiza", aconsejó Griñán en alusión a Bárcenas. Rubalcaba y Griñán participaron en el primer comité provincial del PSOE de Sevilla desde que Susana Díaz fuera elegida secretaria general. Hubo lleno total. El líder federal del partido también estaba de aniversario. Hace justo un año ganó por la mínima un congreso "difícil y complicado" -admitieron ayer-, en el que no contó con el respaldo de la cúpula del PSOE andaluz, que apoyó a Carme Chacón. Ayer quisieron escenificar unidad en un momento delicado también para el PSOE, que no logra remontar en las encuestas y donde el liderazgo de Rubalcaba -que aún no ha despejado si optará a la candidatura en las generales- sigue en entredicho. "Necesitamos un liderazgo fuerte, solo así podremos recuperar la confianza", avisó Griñán. Díaz dejó claro que los socialistas sevillanos, la agrupación más importante, están "detrás" del secretario general del partido.
Cuestiones internas aparte, el caso Bárcenas centró todos los discursos. Rubalcaba quiso explicar por qué ha pedido la dimisión del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que figura en las anotaciones del extesorero popular como uno de los presuntos perceptores del dinero negro. Este hecho, a su juicio, "dificulta" el trabajo del presidente del país. Puso como ejemplo el viaje que ayer inició Rajoy a Berlín, adonde "le ha acompañado su sombra, que es el extesorero Luis Bárcenas". Rubalcaba, que ha tenido que enfrentarse recientemente al fraude en la Fundación Ideas, alertó a los socialistas de que el PP "empezará con la basura" y afirmó que su partido no puede entrar "en una guerra de basuras" porque España "necesita otra cosa". Eso sí, aclaró que el PSOE se "defenderá con firmeza" ante los ataques del PP.
Griñán fue más contundente que el líder federal y advirtió de que no aceptará la "doble vara de medir" de los populares, que "piden dimisiones permanentemente y luego se escandalizan cuando les pedimos que dimitan". También denunció el doble rasero cuando los dirigentes del PP alegan que "no han venido a la política para ganar dinero", sino que esta actividad es un "sacrificio". El secretario general del PSOE-A criticó duramente ese "clasismo" que sigue existiendo y aseguró que los sobresueldos son siempre "inmorales". "Nadie puede cobrar dos sueldos por el mismo trabajo", señaló.
Recordó que la ley de transparencia que ultima la Junta prohibirá esas prácticas. A su juicio, con "opacidad" no se recupera la "confianza". En otro día negro de cifras del paro, los dirigentes socialistas volvieron a arremeter contra la reforma laboral y pidieron políticas de estímulo económico y de crecimiento.
