Griñán ofreció una conferencia titulada "Un proyecto político para la Andalucía del siglo XXI" y fue presentado por el ministro del Interior, y amigo personal, Alfredo Pérez Rubalcaba. Seis meses después de acceder a la presidencia de la Junta, advirtió contra los "movimientos pendulares" que a su juicio pueden darse para salir de una crisis que, admitió, ha sido "imprevisible" y en la que todos los gobiernos, confesó, han tomado "medidas de tanteo, de prueba-error". Andalucía tiene fortalezas y debilidades para abandonar el actual contexto económico, a juicio de su presidente. Como punto flaco: "Lo hemos hecho todo muy deprisa". En el lado positivo situó el gran peso de la comunidad en sectores clave como la construcción, el turismo o la industria agroalimentaria.
En su análisis, durante un almuerzo organizado por El Correo con el patrocinio de Vodafone, Griñán enfatizó el tapón que supone que subsista el problema financiero, que no fluya el dinero, aunque no quiso hacer ningún reproche singular a las cajas andaluzas en este sentido. El "cuello de botella" para las entidades de la comunidad, determinó, son los "excesivos riesgos" que han asumido en el sector inmobiliario. "Ya lo avisé", amonestó. El Gobierno andaluz, señaló, ayudará a las cajas con políticas para que ese lastre inmobiliario no hunda sus cuentas, aunque avisó de que deben seguir "fortaleciéndose" con fusiones.
Cuando está a punto de sellarse el nacimiento de una gran caja andaluza (Unicajasur) con la integración de Unicaja, Cajasur y Caja Jaén, Griñán declaró con seguridad que "va a haber más fusiones", convencido de que es el único camino. El Gobierno está ultimando un decreto-ley que modificará la actual ley de cajas (de 1999) y que se está negociando con los grupos políticos. Este cambio legal se ha diseñado para despejar el camino a Unicajasur y ha suscitado polémicas como cuál debe ser el papel de la Iglesia -fundadora de Cajasur- en la futura entidad y si debe conservar o no los privilegios que hasta ahora tenían sus representantes en aspectos como la edad de jubilación o la limitación de mandatos. La Junta, después de que en un borrador inicial planteara mantener un estatus singular para la Iglesia, finalmente ha decidido retirarlo.
"Cuando se hace el bosquejo [de una ley] se pone todo lo que se proponga por las partes", aclaró Griñán, quien dejó claro que él no era partidario de que se mantuvieran esos privilegios para los canónigos. "La ley debe ser la misma para todos", sentenció.
El presidente se refirió también al Presupuesto diseñado por su Gobierno para 2010 y del que se saben las grandes cifras (33.738 millones de euros, 4.035 de endeudamiento). Habrá un fondo, avanzó, dotado con 50 millones de euros y destinado a la economía sostenible. Un fondo, paralelo a la ley anunciada por el Gobierno de Rodríguez Zapatero, y que Griñán confió en que concite el apoyo de las instituciones financieras y el sector privado.
Las previsiones de su Gobierno para 2010 señalan que el próximo año se seguirá destruyendo empleo (auguran la pérdida de 50.000 puestos de trabajo), y Griñán no quiso aventurar cuándo dejará de crecer el paro. Su receta clave, una vez que vuelva a fluir el dinero, es la educación y la recualificación de la mano de obra. Sobre la ayuda de los 420 euros a los parados, aprobada por Zapatero, Griñán admitió que le gustaría que hubiera ido ligada a formación: "No soy partidario de las políticas pasivas porque generan economía sumergida".
