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Hallan muerto a un vecino de La Rinconada en una nave del polígono La Jarilla

Se trata de un agricultor de 46 años. La Guardia Civil se ha hecho cargo de la investigación

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José Gómez Palas/Laura Blanco Me lo han matao, me lo han quitao de enmedio y no se lo merecía”. El grito desgarrador de su esposa rompía a primera hora de la tarde de ayer el espeso silencio reinante en el polígono industrial La Jarilla de San José de la Rinconada, un lugar inhóspito, sin asfaltar, desértico a esas horas y alejado de cualquier núcleo poblacional, donde acababa de ser encontrado muerto y con evidentes signos de violencia un agricultor del municipio. Con todas las hipótesis abiertas, la Guardia Civil trata de aclarar el crimen e investiga pistas como sus recientes problemas con una cuadrilla de trabajadores que aseguraban no haber cobrado por su labor, algo que desmiente su familia. Hasta el lugar había acudido a mediodía de ayer la víctima, Manuel Gutiérrez, un agricultor de 46 años, propietario de varios terrenos, con idea de preparar su maquinaria para la faena que tenía encomendada para esa misma noche: arrancar un camión de patatas de algunas de las parcelas de su propiedad. La última vez que Manuel contactó telefónicamente con su esposa fue poco después del mediodía para avisar de que no tardaría mucho en llegar a casa. Llegada la hora de comer, la familia empezó a sobresaltarse. Uno de sus hijos fue a buscarlo al campo, pero fue Claudio, un viejo amigo y compañero de faenas agrícolas quien encontró su cadáver en el interior de la nave de su propiedad en La Jarilla al filo de las cuatro de la tarde. La puerta de la nave se hallaba entreabierta. Al contemplar la escena, salió corriendo alarmado para afuera con el objetivo de avisar “a los municipales”. “Nos conocíamos de toda la vida. Yo sembraba papas y él me hacía los trabajos”, relataba Claudio, uno de esos labriegos de piel curtida por el sol en cuyo calendario no hay domingos ni festivos. Hasta el lugar de los hechos se desplazaron varios patrulleros de la Policía Local de La Rinconada, así como numerosos miembros de la Policía Judicial de la Guardia Civil que peinaron una y otra vez el escenario del crimen en busca de posibles pruebas o indicios. Tanto es así que el levantamiento del cadáver se demoró hasta casi la caída del sol. Manuel Gutiérrez deja esposa y tres hijos, entre ellos una niña de corta edad. La muerte violenta de Manuel no encaja con el perfil que dibujan de él familiares y conocidos de la víctima. “Lo único que había hecho era trabajar toda su vida. Un cacho de pan”, relataba un conocido. Un concuñado de la víctima incidía en el carácter trabajador y bondadoso de este vecino de San José de la Rinconada cuya causa de la muerte, en “circunstancias bastantes extrañas”, según reconocían ayer fuentes de la Guardia Civil, basculaba entre “una paliza” y el uso de un arma de fuego. “Era un tío sano donde los haya. Su único vicio eran las barbacoas y, de vez en cuando, tomarse unas copitas con sus cuñados”. La escena del crimen se encuentra justo a la espalda de la venta Los Mellizos, un punto de avituallamiento ideado para los trabajadores de este polígono y situado a tres kilómetros de las primeras casas de San José de la Rinconada. Como todos los domingos, la venta se encontraba cerrada a cal y canto y sus dueños aseguran que no escucharon nada ni les alarmó ningún grito a pesar del manto de silencio que envolvía a esas horas de la canícula preveraniega el desértico polígono industrial. Sentados en sillas de mimbre que les sacaban amablemente a la puerta los dueños de la venta, lastimando la tarde con sus gritos desagarrados, la madre de la víctima, su esposa, sus tres hermanos y los dos hijos varones de Manuel, arropados por familiares y conocidos, aguardaban tras el cordón policial la llegada del juez para que procediera al levantamiento del cadáver. “No te preocupes, cuanto más tiempo tarde la Policía Judicial más pistas podrá recabar”, trataba de tranquilizar un agente de la Policía Local a la esposa, inquieta y desesperada porque no le dejaran ver a su esposo. La investigación encomendada a la Guardia Civil trata ahora de esclarecer las causas que han rodeado la muerte.

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