El nuevo entrenador de porteros del Sevilla , Javier García Cabrera, es un tipo con mil historias en su macuto. Nacido en El Papiol, una localidad de apenas 3.000 habitantes enclavada en el Bajo Llobregat, es una rara avis en el balompié. Metódico, insaciable trabajador y revolucionario en sus métodos, el ex del Espanyol asume uno de los retos más exigentes de su vida: triunfar en Nervión.
García Cabrera, un portero de nivel medio del Sagrada Familia de Horta, decidió ejercer de técnico con 14 años recién cumplidos. "Entendí que debía dejar de jugar y entrenar a los porteros de la cantera de El Papiol", relata 17 veranos más tarde.
Posteriormente, aún imberbe, decidió emigrar al Cornellá, en el que revolucionó la cantera. Con sólo 21 años y 7 de experiencia asumió el mando en la primera plantilla, entonces en Tercera División. "Fue mi primera experiencia seria", concreta en una conversación con El Correo.
Ya entonces era uno de los técnicos más cualificados de la zona y, con 24, el Espanyol le eligió para coordinar el trabajo específico de los arqueros de la factoría. "Allí acumulé un bagaje que me ha marcado", se felicita alguien que, con sangre fría, abandonó Montjuic para enrolarse en la disciplina del Figueres, en Segunda B. "Era la oportunidad de dar un saltito". Ya entonces su DNI marcaba 26. Y después de cuatro años en la fábrica perica, a la que regresó "por un proyecto", ahora aterriza en Nervión.
Será el entrenador de porteros de la primera plantilla hasta 2014 y devorará horas y horas de trabajo sobre el césped de la Ciudad Deportiva de la Cisneros Palacios... donde ejercerá de coordinador con menos edad que Andrés Palop.
