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El Lope de Vega dedica esta noche al formato tradicional de los festivales flamencos, con tres propuestas diferentes, pero con un nexo común, el respeto a las normas clásicas. El oscuro metal del veterano José de la Tomasa, el eco clásico de Julián Estrada y el baile temperamental de Adela Campallo, más sus respectivos acompañantes, protagonizan una noche que homenajea al flamenco de ayer, hoy y siempre.
José de la Tomasa contempla el cante desde la cima privilegiada que otorga la madurez. La sabiduría adquirida se suma a unas portentosas facultades, que en su caso no están en absoluto mermadas. Un tesoro de la historia reciente del flamenco que durante décadas se ha mantenido fiel a sí mismo.
En esta ocasión, su maestría se encuentra con dos artistas más jóvenes y de muy distinta personalidad. Son Julián Estrada y Adela Campallo. El cante del cordobés destila emoción y sensibilidad. Sigue la estela del cante clásico. El cantaor, nacido en 1968, debutó en el Festival de Cante Grande de su pueblo. Desde entonces, emprendió una trayectoria que, paso a paso, le llevó por las peñas, concursos y festivales.
El baile de la sevillana es elegancia y nervio. Adela Campallo nació en el Cerro del Águila (1977) en una familia flamenca de la que también destacan sus hermanos Rafael Campallo, bailaor a cuyo lado se desarrolla parte de su carrera, y el guitarrista Juan_Campallo, uno de los integrantes del cuadro que la respalda en esta actuación que, sorprendentemente, es la primera que realiza en solitario en la Bienal.
