-¿Mi única llave abre alguna puerta que aún no se haya cruzado en el flamenco?
-He disfrutado mucho con este trabajo. Es muy mío, un disco flamenquísimo que, sin quitarle un ápice de este siglo XXI, incluye temas muy de la raíz, como un martinete balcánico con unas voces búlgaras que grabé en Boston, una soleá o una taranta con Elegía a Ramón Sijé, de Miguel Hernández, además de temas por tango o una bulería que me compuso Alejandro Sanz en memoria de Manuel Moreno Moraíto Chico, -su guitarrista durante años, fallecido en 2011-. Hemos disfrutado mucho.
-¿Por qué eligió ese título?
-El nombre se lo da un fandango de Huelva que incluye el álbum. La única llave que yo tengo es mi garganta y mi voz.
-Habla de un flamenco de raíz y del siglo_XXI. ¿Cómo se conjugan? No a todos les agradan esas mezclas.
-Este disco tiene letras populares y de amor de toda la vida escritas por mi productor Javier Limón. Hay ritmos y cosas que la gente joven puede cantar, y me gusta que se así. Llevo haciendo esto desde 1998 con Del Amanecer hasta ahora. Trato de crear discos para que los jóvenes se metan en el canasto del flamenco. Es de lo que más orgulloso me siento.
-¿Y para atraer a ese público ha tenido que dejar en algún momento de lado la tradición?
-No, no hay que dejarla nunca. La base y la raíz del flamenco hay que respetarla siempre. No se puede andar diciendo que algo es fusión, mestizaje o flamenquito. El flamenco es flamenco, nunca está de moda, es eterno. Sólo hay que refrescarlo con letras y ritmos, para que los jóvenes acudan a él. El flamenco está inventado. Crear es muy difícil, sólo se puede sanear, refrescar y hacer letras cotidianas que atraigan a la gente. Siempre dando el alma. Me gusta muy poco pronunciar fusión. Fusionar me suena a cuando se habla de los bancos. No me gusta nada. Si se mete algo nuevo en el arte jondo, que sea para engrandecer el flamenco, no por el mero hecho de introducir un instrumento que no sea la guitarra.
-Parte del disco se ha grabado en EEUU, donde trabaja su actual productor.
-Javier Limón, que llevaba tiempo queriendo trabajar conmigo, me llevó a Boston, donde es director artístico del Berklee College of Music's Mediterranean Institute._Allí grabé tres o cuatro temas. Me llevé una grata sorpresa cuando llegué y vi a los chavales haciendo mezclas. Aluciné. Estuvimos en un estudio que fue una iglesia de masones hace 200 años. Grabamos con el pianista de jazz Alain Mallet, el trompetista francés Eric Truffaz, Pepe Habichuela, Tomatito,_Diego del Morao, Manuel Parrilla, un violinista jordano de 19 años... No se puede pedir más. También estuvimos en Madrid, Jerez y Nueva York.
-¿Cómo surgió el homenaje de Alejandro Sanz a Moraíto?
-Moraíto_Chico ha sido el mejor guitarrista para acompañar que ha dado el final del siglo XX_y principios del XXI. Alejandro compuso un tema por bulerías, en el que participa su hijo Diego._Me mandó la letra desde Miami. Se me saltaron las lágrimas cuando lo leí. Lo define tal y como era. Alejandro se ha quedado con la pena de no poder cantarse una letrita en esa canción, pero estaba liado con su disco. En los coros al menos sí está.
-¿Cómo ve el panorama jondo en la actualidad?
-Tiene buena salud, pero me gustaría que saliera de una vez por todas algún eco que duela, que hiera, que rompa en el mundo del flamenco. No sé si es por lo que comemos, por la capa de ozono o por qué, pero no salen desde nuestra época, desde mediados de los cincuenta para acá. En eso sí que echo de menos una voz que tenga perfume, que te arranque, que te pellizque.
-¿No ha puesto el ojo en nadie de la nueva generación?
-Hay buenos cantaores y cantaoras, pero yo no pondría el ojo en nadie. Necesito un cantaor que me hiera. De esta época es todo como muy... estamos tirando mucho a otras historias. Creo que pasa lo mismo en el toreo, quitando a dos o tres que sí te dan pellizco. Están muy mecanizados. Se está perdiendo el sentimiento, la esencia de nuestra cultura. Que por cierto, se la están cargando con el 21% del_IVA en las entradas. Y el flamenco es de las culturas más grandes que tenemos en España y lo único que podemos exportar como música.
-Para promocionar lo jondo está la Bienal de Sevilla. ¿Cómo ha visto la última edición?
-No puedo hablar porque no he estado aquí, sino trabajando. No he visto nada. Sé que han faltado muchos nombres importantes. Mi relación con la Bienal es buena. Me llevo bien con ellos y ellos deben llevarse bien conmigo.
-Hablaba antes del IVA al 21%. A eso se suma que los cachés están por los suelos.
-Quien tenga caché. A mí nadie me da nada. Siempre voy a taquilla. Si el teatro no se llena, no gano, es lo que hay.
-Precisamente el 31 de enero actuará en el nuevo Fibes, que no es poca cosa. ¿Llenará?
-La verdad es que es un gran reto. El 31 de enero ya se han comido los polvorones, han pasado los Reyes y casi todos han cobrado. Es difícil, pero me gustan las luchas._Esperemos que se llene. Me voy a arriesgar._Me la juego yo.
-Fibes se inauguró con un homenaje a Camaron.
-Es que no he escuchado nada de esta Bienal._No sé si ha habido críticas buenas o destructivas... Me supongo que destructivas muchas, porque en el mundo del flamenco hay muy pocas críticas constructivas.
-¿Qué cree que pasa con las críticas en el flamenco?
-Yo empecé a hacer festivales en 1983 y realmente la mayoría de lo críticos, por esas reseñas destructivas, se cargaron muchos festivales. Ahora ya ves los que quedan, muy poquitos. Parece que los críticos no van a disfrutar de un espectáculo, sino a buscar el fallo. Y casi siempre sin razón, porque a todos estos que te hacen una crítica destructiva después le pides que te hagan compás y no tienen ni oreja._Pero yo llevo mucho en esto y respeto, aunque no esté de acuerdo._Allá ellos.
-¿Ha empezado ya su antología del flamenco?
-Estoy en ello. Va a ser mi legado. Pero nadie me pone fechas. Saldrá cuando tenga que salir.
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