Juan Moneo El Torta es, para muchos, un genio del cante gitano, un artista de inspiración, bohemio, que canta por necesidad vital. Hay palos en los que, si está centrado, es invencible. Por ejemplo en la bulería. Su nueva oferta discográfica, Momentos, se abre precisamente con una bulería magnífica.
Este cantaor jerezano ha atravesado por problemas físicos graves debido a sus excesos, pero parece que se ha regenerado y vuelve dispuesto a recuperar el tiempo perdido. "Quiero volver a nacer en el cante", dice en el cuadernillo de la obra.
Desde luego, y sin olvidarnos de sus limitaciones, en esta obra hay cosas muy interesantes. Primero que nada, hay que destacar que su voz sigue estando preñada de pellizcos que lastiman, pero de pellizcos auténticos y nunca fingidos.
El Torta tiene una voz que es como un desgarro del alma. Su nuevo disco hay que escucharlo varias veces para entender bien su cante, esa forma de quejarse, de una manera tan gitana que te hiere el alma. Canta lo que ha vivido y lo hace con sus propias letras, una literatura que no hay que mirar con lupa academicista, sino sentirla.
El disco está grabado en directo y los aficionados tienen la oportunidad de disfrutar de este recital tanto en audio como en imágenes. De disfrutar de un artista único, genuino, que le da gracias a Dios por seguir vivo. Nosotros también, claro está.
