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La agresión psicológica es la más difícil de aceptar por la víctima

Este tipo de maltrato es una vejación constante y prolongada en el tiempo por parte del agresor

el 11 dic 2010 / 18:06 h.

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Ni Carmen ni Elena han sido enviadas a la Unidad de Valoración Integral de Violencia de Género (UVIV) porque ninguna de ellas presenta síntomas que hagan pensar que están afectadas psicológicamente. Este servicio trabaja en constante conexión con los juzgados y su labor es determinar hasta qué punto la víctima está afectada psicológicamente.


"El maltrato psicológico es el más difícil de aceptar por la víctima", explica la secretaria del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 3, María Ángeles Carmona. Se da la circunstancia además de que este tipo de maltrato necesita tiempo. Es decir, "si un hombre habla con desprecio a una mujer una vez, eso no quiere decir que sea maltrato psicológico, lo es cuando esta situación se repite una y otra vez", explica la titular del juzgado, Rosario Sánchez. De hecho, en muchas ocasiones estas mujeres acaban denunciado el día en el que sufren una agresión menor con respecto a otras. "Puede que un día le haya pegado una bofetada y no lo denuncia, pero llega un momento en que ya no puede más, que es la gota que colma el vaso y decide dar el paso".
Éste es el caso de Almudena. Con 34 años, tiene un niño pequeño fruto de una relación de más de seis años entre la convivencia y el tiempo que estuvieron casados. Él era su mejor amigo y acabó convirtiéndose en su ogro a medida que pasaba el tiempo. "Me tiró mi material de trabajo y le enseñó a mi hijo a decir que mamá está loca", relata entre lágrimas. Vive ahora con su hijo, porque él la ha echado de casa, y ha tenido que aceptar un trabajo en el campo. "Es muy duro, pero mi hijo es lo que me da fuerzas para seguir adelante", dice.


Le ha costado reconocer que ha sido víctima de un maltrato psicológico. "Me echaba la culpa de todo, si se enfadaba y rompía cosas era por mi culpa". Hasta el punto de que ella se lo creyó y acabó hundida psicológicamente, uno de los signos que según la secretaria del juzgado es más habitual. "Me veía echa una mierda, siempre me menospreciaba: te tienes que tratar eso, vas a acabar mal", reconoce ahora, cuando se ha decidido a denunciar. "Lo único que quiero es que me deje tranquila".

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