Cofradías

La borriquita salió a la luz de la luna

Ante la lluvia de primeras horas de la tarde se unió al Amor, que cerró una jornada a medias.

el 01 abr 2012 / 23:05 h.

Doce años después volvió a repetirse la estampa de una Borriquita recorriendo de noche las calles de Sevilla. La lluvia impidió que la popular cofradía, cantera de la Semana Santa con un cuerpo de nazarenos infantil, saliera del Salvador, como es habitual, a las tres de la tarde y, dado su escaso recorrido, entrara antes de que oscureciera. Pero no se quedó sin hacer estación de penitencia.

Lo hizo junto a los otros dos titulares de la hermandad, el Cristo del Amor y la Virgen del Socorro, que sí pudieron salir a la hora prevista, las nueve de la noche. José Miguel Hurtado Delgado, el pequeño nazareno de la Borriquita encargado de pedir la venia como primer nazareno en entrar en la carrera oficial, no se quedó con las ganas.

Pero lo hizo a las once de la noche y en realidad se convirtió en uno de los últimos nazarenos del Domingo de Ramos en pasar por la carrera oficial. El obispo auxiliar, Santiago Gómez Sierra, junto a los representantes del Consejo de Hermandades y Cofradías, le concedió la venia y "aunque sea un poco tarde" deseó a toda la cofradía una buena estación de penitencia hasta la Catedral.

Pese a este retraso, fueron muchos los niños de la Borriquita que no desistieron de salir cuando la cofradía completa decidió ponerse en la calle. Aproximadamente el 70% de ellos acudió al Salvador, aunque pocos aguantaron todo el recorrido. Horas antes de la salida, las calles aledañas a la plaza estaban repletas de pequeños nazarenos blancos sentados en bares o escalinatas y bordillos junto a sus padres sin poder disimular el cansancio.

Numeroso público se congregó para ver la salida de los tres pasos juntos, no solo porque la jornada del Domingo de Ramos solo permitió a cinco de las nueve hermandades del día hacer la estación de penitencia y dos de ellas lo harían juntas desde El Salvador, sino por la estampa insólita de ver marchar conjuntamente al alegre misterio de la entrada de Jesús en Jerusalén, al sobrio Crucificado del Amor y a la Virgen del Socorro. La última vez que ocurrió fue en el año 2000.

El contraste era patente también en el interior del templo. Los tramos de los pequeños de la Borriquita, con sus túnicas blancas y su alboroto propio de un cortejo de niños, contrastaba con la rigurosa y silenciosa formación de los hermanos del Amor, con sus túnicas de ruán negro y cinturón de esparto y sus especialmente altos capirotes. Muchos llevaban a sus hijos en el cortejo de la Borriquita. Un grupo de cuerda interpretó durante la espera marchas procesionales con violines que crearon un especial ambiente de recogimiento.

Las puertas del Salvador se abrieron puntualmente a las 21.00 horas y sobre la rampa que salva las escalinatas del templo se plantó la cruz de guía. Poco después salía la Borriquita. El capataz hacía la primera llamada del paso "por los chiquillos que no les dejaron nacer porque les abortaron" y aludiendo a la misa por la vida celebrada por la Iglesia el pasado domingo.

Tras el alegre discurrir del primer paso, llegó la sobriedad del Cristo del Amor, el Crucificado de Juan de Mesa que salió a las calles de Sevilla a la luz de una luna espléndida en el cielo. Media hora después salió el palio de la Virgen del Socorro, que estrenó saya bordada, "a repartir alegría por toda Sevilla", gritó el capataz José María Rojas a sus costaleros. La alegría de que, tras un mal comienzo en el Porvenir que no hacía presagiar nada bueno, Sevilla tuvo Domingo de Ramos.

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