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La compra de plata a particulares salva de la quiebra a una joyería sevillana

Entre dos y tres de cada cuatro clientes de 'La mina de plata' acuden  para vender, llevándose hasta 3.000 euros por una cubertería.

el 06 feb 2012 / 13:57 h.

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El aumento del precio de uno de los metales preciosos más codiciados del mundo estuvo a punto de llevar a la quiebra a 'La mina de plata', un negocio que comenzó su andadura hace diez años en Internet y que en 2009 abrió su primera tienda en la calle Menéndez y Pelayo de la capital hispalense. En abril de 2010, cuando alcanzó el máximo de 1,1 euros el gramo, 'La mina de plata' tomó la decisión que salvaría su negocio y que ahora le proporciona la mitad de sus clientes: dedicarse a la compra del metal.

Alberto Piquera es el propietario y fundador de esta joyería que se dedica a la venta de complementos de diseño propio hechos de piedras minerales y plata, que distribuye tanto 'online' como en la tienda. "Llegó un momento en el que la plata se puso tan cara que decidimos empezar a comprarla a los particulares para así ser más competitivos y poder pagar a los trabajadores", ha explicado a Europa Press.

La competencia en este negocio se ha disparado desde que, con el comienzo de la crisis, las esquinas de todas las ciudades hayan empezado a poblarse de tiendas de compra-venta de oro. No obstante, Piquera asegura que 'La mina de plata' es el primer establecimiento de la ciudad que se dedica en exclusiva a este metal y el que ofrece "mejor precio". "El resto de establecimientos tienen a la plata en menor consideración y la pagan más barata", ha señalado.

Así, los clientes pueden llevarse desde diez euros por un anillo de unos 20 gramos hasta 3.000 por una cubertería que alcance los seis o siete kilos. Entre ese intervalo, tienen cabida los objetos más variopintos, desde marcos, candelabros, sonajeros, bandejas o figuritas de decoración, hasta copas y trofeos cuyos dueños deciden que son más útiles en metálico.

Es el caso de una clienta que ha llevado al establecimiento dos pequeños lingotes de plata, ganados por su marido en una competición de tiro al plato. "Están dañados y acumulando polvo en el salón", ha indicado. Una vez comprobada la autenticidad y el peso de los objetos y firmados los pertinentes documentos, la mujer sale de la tienda con 160 euros.

NO ES PLATA TODO LO QUE RELUCE

Otra señora entra en el establecimiento con algunas conchas y cubiertos plateados. Para comprobar si el metal es macizo o únicamente está bañado en plata, hay que realizar una pequeña raspa con una lima para después aplicar un ácido que desvela su autenticidad tornándose de color rojo. En ocasiones, se producen algunas sorpresas.

"Hace poco vino una mujer con una bandeja que le habían regalado en el banco al domiciliar su nómina, sellado como que era plata, y al final resultó que no era", cuenta Aitor, uno de los dependientes que lleva trabajando en la tienda desde que abrió sus puertas.

El empleado explica que, actualmente, entre dos y tres de cada cuatro clientes que acuden a la joyería lo hacen para vender plata. "Los tiempos son malos para todos y hay necesidad, claro, la gente nos trae cantidad de objetos de plata que se acumulan en sus casas, a los que no se les da utilidad o que se han puesto feos y cuesta mucho trabajo limpiar", ha apuntado.

El propietario del establecimiento es consciente de que se trata de un negocio "temporal", puesto que el metal terminará agotándose no solo en los domicilios, sino también en los yacimientos. "La plata es la segunda materia prima más utilizada del mundo, después del petróleo, y al igual que pasará con el combustible, las reservas se agotarán pronto", ha manifestado Piquera. Entretanto, la 'mina' de Menéndez y Pelayo seguirá surtiéndose de los metales acumulados en los domicilios sevillanos.

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