Cultura

La danza extrema de Peeping Tom llega a Sevilla

La compañía belga repite por tercera temporada consecutiva en el escenario sevillano.

el 10 dic 2009 / 20:05 h.

La compañía belga Peeping Tom está a un paso de convertirse en la cita ineludible de cada temporada en el Teatro Central. Después de emocionar a los espectadores sevillanos con el espectáculo Le Salon, hace dos años, la compañía familiar -herederos de la gran tradición del teatro-danza belga- regresó el año pasado con la difícil empresa de representar al completo la trilogía de la que formaba parte el espectáculo anterior en una única función.

Cinco horas de danza después, y con el corazón de los espectadores en un puño, Peeping Tom subía a la división de honor de la danza en Europa y reclutaba incondicionales desde la ciudad de Sevilla.

Condicionados por "el peso de lo anterior", como confesaba ayer la argentina Gabriela Carrizo, 50% de la compañía, junto al francés Frank Chartier, Peeping Tom afronta hoy y mañana en el Teatro Central un nuevo desafío. Se trata de la obra 32 rue Vandenbranden, un espectáculo que mezcla teatro, danza y música y que trata de mostrar el "individualismo humano" ante los miedos y preocupaciones que se generan en la sociedad actual.

Esta vez Carrizo y Chartier no estarán en escena, y la obra estará integrada por cinco jovencísimos bailarines y una cantante con los que pretenden dar un "giro hacia el individuo" para mostrar las "reacciones del ser humano" ante sus miedos y preocupaciones; "cómo se enfrentan los jóvenes al futuro, las incertidumbres, las presiones familiares, el lastre de la educación recibida...", explicaba ayer a la prensa Frank Chartier.

Ambientada en la cima de una montaña y con un gran cielo "abierto", la obra vuelve a tener el sello inconfundible de Peeping Tom, con su danza extrema, sus contorsiones y su visualidad impresionante.

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