La reforma de la financiación autonómica sigue siendo un sudoku difícil de resolver. El Estado y la Generalitat escenificaron sus diferencias en la reunión bilateral de ayer. Pese a que el Gobierno asegura que su propuesta cumple escrupulosamente con el Estatut, Cataluña niega la mayor y no cede: quiere pactar el nuevo sistema sólo con el Gobierno.
Ya es una realidad que el plazo que fijaba el Estatut para cerrar la financiación de Cataluña no se cumplirá. Gobierno y Generalitat admitieron ayer que el acuerdo antes del 9 de agosto -fecha tope que marca el texto- es imposible. Es lo único que ambas administraciones sacaron en claro de la reunión bilateral celebrada en Barcelona. Esto y que las discrepancias persisten, pese a que el Ejecutivo asegura que su propuesta de bases cumple con el Estatut. Cataluña no lo cree así y se mantiene inamovible en sus pretensiones: quiere cerrar el pacto del nuevo modelo sólo con el Estado. Además, pone en jaque la aprobación de los Presupuestos si no logra un acuerdo que le beneficie.
Las posiciones están tan enrocadas que ni el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, ni el conseller de Economía, Antoni Castells, supieron concretar la fecha del próximo encuentro. Sin embargo, el Ministerio quiso dejar claro que las diferencias no radican en el contenido de la oferta de bases. "Hemos repasado punto por punto nuestro documento y queremos resaltar desde el Gobierno de España que se adapta perfectamente a las previsiones del Estatut", insistió Ocaña, que calificó de "apuesta valiente" la iniciativa del Estado. Pero Castells volvió a tildarla de "decepcionante, insuficiente y preocupante" porque es "demasiado genérica" y porque de su contenido "no se desprende que haya voluntad de aplicar el sistema previsto en el Estatut".
También el vicepresidente económico, Pedro Solbes, fue ayer contundente y garantizó que el sistema que defiende el Ejecutivo "es absolutamente respetuoso con el Estatut". En su comparecencia en la comisión de Economía y Hacienda del Congreso, recordó que aunque en el texto catalán "hay elementos más potentes de bilateralidad, en todos los Estatutos hay un mínimo de bilateralidad" y hay que cumplir con "todos ellos". Los partidos catalanes salieron en tromba y remacharon que no piensan ceder "ni un milímetro" ante lo legislado y aprobado en el Congreso. ICV-EUiA popuso una cumbre de los partidos catalanes tras el 9 de agosto para expresar su rechazo por incumplimiento del Estatut.
Críticas a la Generalitat. El tirón de orejas de Solbes se suma a la crítica que el domingo hizo el consejero andaluz de Economía, José Antonio Griñán, que reprochó a Cataluña que se alíe con Valencia después de que esta comunidad arremetiera contra el Estatut y recurriera el texto al Tribunal Constitucional.
Con este escenario, el pacto sobre la revisión de la financiación ni siquiera se vislumbra, aunque la previsión del Gobierno es cerrarlo en otoño para que entre en vigor en 2009. Ayer Solbes reconoció que todavía no se ha puesto dinero encima de la mesa sobre el que negociar el nuevo sistema -en una coyuntura de crisis económica-, una cifra de la que, dijo, "ya habrá ocasión de discutir" en la ronda de citas bilaterales que se retomarán en septiembre.
