Cultura

'La fascinación marroquí' del francés Loty llega a Sevilla

La exposición reúne 95 láminas fotográficas de África y Andalucía que se tomaron de 1931 a 1935.

el 02 jun 2011 / 17:51 h.

Lámina de Loty expuesta en el Museo de Artes y Costumbres Populares.

El Museo de Artes y Costumbres Populares inauguró ayer La fascinación marroquí, una muestra que reúne 95 ampliaciones fotográficas del archivo LOTY -formado por obras del fotógrafo francés Charles López Alberty, conocido como Loty-, que engloba imágenes de Andalucía y del norte de África tomadas entre 1931 y 1935.

El origen de esta exposición, que podrá visitarse hasta el 25 de septiembre, está en los propios fondos del museo, ya que el archivo fotográfico LOTY fue adquirido por la Consejería de Cultura en 1996. De entre los más de 2.300 negativos sobre placas de cristal al yodo bromuro que componen la colección, 418 corresponden a distintas localidades de Marruecos (Tetuán, Chaouen, Tánger y Casablanca) tomadas entre 1931 y 1935.

El trabajo de Loty está relacionado con un fenómeno antiguo y de gran envergadura como es el orientalismo. La fotografía a principios del siglo XX con sus pretensiones de objetividad y veracidad, y bajo el género de la fotografía de viajes o de la fotografía para la tarjetografía postal, vino a proveer de material gráfico a unos nuevos textos que ya no pretendían ser los relatos llenos de exotismo y misterio de los viajeros románticos europeos del siglo XIX sino una reflexión más polisémica sobre la realidad colonial de muchos de estos países.

Loty no fue un intelectual ni un antropólogo, ni siquiera un profundo conocedor de Marruecos, se trataba sólo de un editor y fotógrafo con pericia y un empresario que estableció contactos con fotógrafos locales para que su repertorio de imágenes fuera lo más variado posible. Cuando se revisa con detalle las más de 400 imágenes que se conservan de su archivo marroquí, no se puede menos que detectar una cierta intencionalidad en su mirada.

Loty no puede sustraerse a la fascinación de lo distinto y de lo exótico que ofrecen ciudades como Tetuán, Tánger o Casablanca y por eso su mirada reproduce algunos de los tópicos y estereotipos más extendidos sobre Oriente: el erotismo del harem, la suntuosidad y riqueza de los interiores domésticos y de la decoración, las prácticas exóticas como el comercio de serpientes, el aparente caos del comercio, el trazado caótico de las calles de la medina o la variedad y el tipismo de la indumentaria de los distintos grupos étnicos.

Además, Loty fotografía en el norte de Marruecos casi lo mismo que fotografía en Andalucía: edificios singulares civiles y religiosos, espacios públicos come calles y plazas, mercados y comercios, los oficios y artesanías propios del lugar como la tradición textil en Chefchaouen a través de una fábrica de tapices o los vendedores de pan del Zoco el Fuki. Pero se encuentran también algunas diferencias, y que refieren a los interiores domésticos -quizá como contraste a la austeridad decorativa del exterior de los edificios-, y el paisanaje, casi inexistente en sus fotografías de España, y que ahora no puede menos que fotografiar: mujeres, niños, ancianos, peregrinos, recaderos, vendedores o artesanos.

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