Que viene ya o que todavía no viene, porque el alcalde se ha puesto a pedir paciencia en lo del traslado. Pero, con paciencia o sin ella, la idea que se transmite es simplemente la del cambio de ubicación y ni siquiera aparece la pregunta -aunque sea sólo por aquello de que la duda metódica es una de las reglas del pensar desde Descartes- sobre si también haría falta un cambio en su diseño. Cuando la Feria se mudó del Prado a Los Remedios y, sobre todo, cuando la remodeló el primer Ayuntamiento democrático (el diseño actual es más hijo de la democracia que de Ybarra y Bonaplata) no existía la Gran Sevilla, la cultura ecuestre no se había generalizado o la contaminación acústica o medioambiental era mucho menor.
Algunos de los eventos culturales de la ciudad -grandes pero con menor relevancia y complejidad que la multitudinaria fiesta de abril- tienen, además de los organismos decisorios, otros de carácter consultivo, como consejos asesores o similares, donde prestan su opinión de forma voluntaria y desinteresada expertos en distintos ámbitos y representantes de entidades que sin ninguna duda contribuyen a que aspectos, formas y detalles sean analizados y tomados en consideración. Tal vez lleve razón el alcalde al decir que es necesario sopesar con tranquilidad las cosas pero sería mucho mejor que se sopesaran contando con muchas y diversas opiniones autorizadas.
Antonio Zoido es escritor e historiador
