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La foto fija electoral empieza a desenfocarse

Sociólogos y politólogos analizan los síntomas de un cambio de ciclo político en Andalucía. La crisis y el desgaste del tiempo lastran a un PSOE donde el relevo en la presidencia no se percibe como un cambio. El PP aún no se ve como alternativa pero empieza a captar a independientes y centristas descontentos.

el 23 ene 2010 / 20:18 h.

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Griñán y Arenas son viejas caras conocidas y no simbolizan el cambio que los andaluces reclaman. Su reto es ilusionar.
Los andaluces quieren un cambio y el relevo de Manuel Chaves por José Antonio Griñán al frente de la Junta no se percibe como tal. Eso, y el desgaste de la crisis en quien gobierna, dibuja hoy un panorama electoral en Andalucía con un voto de izquierda desmovilizado y un PP que aún no es visto como alternativa pero empieza a captar a independientes y centristas descontentos.

 

¿Es esto suficiente para que se produzca un vuelco electoral en Andalucía? ¿para que se erosione el eterno granero de votos socialistas? Sociólogos y politólogos ven arriesgado aventurar algo así, pero coinciden en que la marca PSOE por sí misma ya no basta para ganar elecciones. De lo que aún dure la crisis y de la capacidad de unos y otros para reanimar la ilusión en la gente dependerá que el empate técnico dibujado por el barómetro del IESA -que da por primera vez una ventaja en estimación de voto al PP- sea algo puntual o el anuncio de una tendencia de cambio capaz de llegar a la próxima cita con las urnas en 2012.

Los datos en bruto dicen que hay empate técnico: un 28,7% de intención de voto directa para cada partido. Pero desde 2006 se percibe una tendencia al alza del PP y a la baja del PSOE. Otro dato de la encuesta es clave para entender el cambio. En dos años se ha duplicado el número de personas que no piensa ir a votar: un 4% en 2007 y un 8% en 2009.

"Esto debe preocupar más al PSOE. El hartazgo con los socialistas hizo que desaparecieran un millón de votantes de izquierdas durante los años de Gobierno de Aznar. El mismo desencanto está instalado ahora en Andalucía, y aún hay un 14% de indecisos a convencer", advierte José María Arribas, profesor de Sociología y Ciencias Políticas de la UNED.

Sin embargo, la alta fidelidad del voto socialista en Andalucía lleva a la directora del Centro de Análisis y Documentación Política y Electoral (Cadpea) de la Universidad de Granada, Carmen Ortega, a valorar los datos del IESA "con cautela", pero reconoce que "hay una erosión del apoyo al PSOE y un ascenso electoral del PP que ya se dibujó en las pasadas elecciones europeas".

"La ideología de los andaluces sigue siendo de izquierdas. No votarán al PP porque aún lo identifican con la derecha, pero podrían quedarse en casa. A los indecisos y de centro, que suelen ser los más abstencionistas, ahora el PP los está movilizando, y en la medida en que la crisis se mantenga podrá seguir captando a los descontentos. Pero llegado el caso de las elecciones andaluzas, los votantes de izquierda que hoy dicen que se abstendrían irían a votar para evitar el triunfo del PP. Se han acortado distancias pero el vuelco aún no se ha producido", señala Ortega.

Vida media de un gobierno. El PSOE está apuntalado a la tierra andaluza porque existe "una profunda vinculación ideológica con la gente, sobre todo de capas sociales bajas". Esto lo tiene claro el director de Sigma Dos, José Miguel de Elías, pero también recuerda lo que le dijo Felipe González: "la vida natural de un Gobierno puede prolongarse con buena salud entre 25 y 30 años, y después empieza acusar el desgaste. Si en ese tiempo se produce una enfermedad, como una crisis económica, esa vida media se interrumpe".

En Andalucía coinciden los dos factores que apunta De Elías: el desgaste de 30 años continuos del PSOE en el gobierno y el arañazo de la crisis. Si desde 2006 se apunta una tendencia al cambio de ciclo político, ahora se está agudizando.

"El PSOE-A ha perdido la oportunidad de nombrar presidente de la Junta a alguien más joven que simbolice un cambio. El cambio se ha hecho en clave interna y la sociedad no lo ha percibido, por eso el 60% sigue pidiendo un cambio. El partido eligió a alguien similar a Chaves, de la misma edad, de política continuista y con el hándicap de que no lo conoce tanta gente. Si el PSOE diese un cambio a los andaluces, los andaluces aceptarían primero a los socialistas, pero como no se lo da, acabarán aceptando al PP", vaticina.

La sociedad andaluza de hoy nada tiene que ver con la de hace 30 ó 15 años y tampoco los criterios por los que decide su voto, a juicio del historiador y ex director del Centro de Estudios Andaluces, Alfonso Yerga: "La identidad ideológica ya no tiene el mismo peso. Ahora vale más que determinado partido le ofrezca a un votante lo que conviene a sus intereses, aunque no esté al 100% de acuerdo con ese partido. El que crea que sólo la marca PSOE o PP moviliza a la gente se equivoca".

Capacidad de ilusionar. La crisis se convierte en otro elemento en juego que "penaliza al partido en el gobierno" porque aunque "la gente no es tonta y sabe que la actual coyuntura económica es producto de una situación internacional, mira a aquel en quién depositó su confianza".

Para Yerga, más importante que las soluciones en sí es "que la gente vea que se tiene capacidad de respuesta".

"Se ganan o pierden elecciones por la capacidad de ilusionar o porque el otro ha quemado sus naves y no cumple las expectativas, y el más vale lo malo conocido puede dar la vuelta al todo lo que venga será mejor", dice.

¿Están los andaluces en ese punto? Yerga cree que no, porque "la diferencia en la valoración de las políticas sectoriales es muy alta a favor del PSOE y el PP no ofrece una oferta ilusionante. Su discurso es en clave de ataque y de aprovechar las circunstancias".

No obstante, el presidente del Observatorio Económico de Andalucía, Joaquín Aurioles, ve a la sociedad andaluza actualmente "más receptiva a los cambios", por la crisis y porque no se perciben los efectos de las medidas para atajarla. "Después de tanto tiempo con un gobierno del mismo color, no se demanda sólo un cambio de gobierno sino una renovación interna de todos los partidos, estructuras e instituciones", opina.

Aurioles considera que Griñán tiene "una imagen positiva y un perfil adecuado para resolver los actuales problemas, pero no se visualiza que esté teniendo un protagonismo importante ante la crisis y además es uno de los antiguos del equipo de Chaves". Pero en frente tiene a un PP que a su juicio "quizás adolece del mismo problema: tampoco se percibe como una alternativa clara, no se sabe realmente en qué dirección iría y su imagen está muy personalizado en Javier Arenas, que lleva décadas en la primera línea política".

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