Haciendo gala de su nombre, el lince Bandolero lleva 23 días como fugitivo en el monte mediterráneo de la sierra jiennense. El felino escapó de su jaula en el centro de cría en cautividad La Olivilla, ubicado en la localidad de Santa Elena, saltando una malla electrosoldada de 3,2 metros.
Desde entonces, mantiene en jaque a los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente y a la población de la zona, pues el centro ha recibido varias llamadas alertando de su avistamiento, aunque hasta el momento todas han sido falsas alarmas.
Bandolero es un macho de tres años nacido en libertad en Sierra Morena -tierra de bandoleros por excelencia- y fue incorporado en 2007 al programa de conservación ex situ. Su fuga no fue fácil, ya que tras saltar la valla, las cámaras de videovigilancia de La Olivilla detectaron su presencia el mismo día fuera de la fase 1 del centro e iniciaron el dispositivo interno de recaptura.
El personal del centro intentó reconducirlo a su instalación, encontrándose el animal tranquilo en todo momento. Pero mientras se realizaba este manejo, Bandolero volvió a saltar en este caso la valla perimetral que rodea las instalaciones. El pastor eléctrico de este cerramiento le provocó una descarga que el lince ignoró y que no le impidio escapar al monte, donde permanece desde entonces.
El coordinador del programa de reintroducción del lince ibérico ex situ, Miguel Angel Simón, consideró una "buena señal" que este ejemplar no haya aparecido todavía porque, a su juicio, "hace pensar que no ha muerto atropellado en la autovía que hay cerca del lugar y que, muy probablemente, se haya desplazado hacia Andújar, zona donde hay una mayor cantidad de conejos", principal fuente de alimento de los linces ibéricos.
pistas falsas. Simón explicó que el dispositivo de búsqueda cuenta con un sistema de fototrampeo situado alrededor del centro del que se escapó el ejemplar y que se extiende a una cierta distancia.
Desde la desaparición de Bandolero, el centro ha recibido varias llamadas de habitantes de los alrededores afirmando que lo habían visto pero todos los avistamientos "al final resultaron erróneos".
El programa de conservación ex situ sirve de apoyo al programa de recuperación del felino más amenazado del planeta. Incluye la conservación del máximo de variabilidad genética existente actualmente en la naturaleza y la producción de un número suficiente de ejemplares para su reintroducción futura en las áreas de distribución histórica de la especie.
Para ello realiza tanto traslocaciones de animales nacidos en libertad y reintegraciones de ejemplares nacidos en cautividad, al tiempo que se promueve la reproducción.
Hoy se cumplen cinco años de la firma del Pacto por el Lince entre la Junta de Andalucía y el Ministerio de Medio Ambiente. En Andalucía, el programa de conservación ex situ se desarrolla fundamentalmente en los centros de cría en cautividad de El Acebuche (Huelva) y La Olivilla, así como en el zoo de Jerez. Este año nacieron 15 cachorros de siete hembras, aunque dos murieron.
Las crías precisan especial control en sus primeros meses porque la violencia entre ellos es una de las principales causas de muerte.
