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La gloria en Kaiserslautern y la decepción en Burdeos

Eliminado el Fenerbahçe, el bombo emparejó al Betis frente a los alemanes del Kaiserslautern, donde hicieron "el mejor partido que les vi en Europa".

el 30 dic 2009 / 10:33 h.

Araújo entrevistando a Schuster en el descanso del partido.

La revancha. Cuando el bombo quiso que las bolitas se emparejaran en un Kaiserslautern-Betis todos pensaron en las dificultades de la eliminatoria. Volvíamos al llamado infierno de Batzemberg en el Fritz Walter Stadium, magníficamente remodelado, y que no tenía nada ver con el aquel vetusto estadio en el que estuvimos en un día de la Inmaculada de 1982 en la vuelta de una eliminatoria con el Sevilla. Guardábamos muchos recuerdos de nuestra estancia en la ciudad de la Renania-Palatinado. Poco agradable en su mayoría. Una rotura de codo al caer por una escalera en un fallo de colocación de la alfombra, en el Hotel Dorint, eliminación del Sevilla y una visita nocturna a una discoteca bastante desdichada. La revancha llegaría con la visita del Betis en octubre de l995.

Aquel viaje a Alemania lo iniciamos hasta un pequeño aeropuerto, casi en el norte de Francia y a escasos kilómetros de su frontera, en la capital del Sarre, Saarbrücken. Los periodistas nos alojamos con el equipo y sus consejeros en la ciudad de Frankenthal en un hotel que dirigía un hijo del que fuera delantero centro del FC Barcelona y gran goleador, Hansi Krankl. Los aficionados se fueron hasta muy cerca de Luxemburgo a la ciudad de Alzay. Viajaron muchos béticos. Recuerdo a los ex directivos Juan Del Nido y Juan Salas Tirado, Rafael Cruz y Jorge Vázquez, vinculados a la cantera del club heliopolitano; los hermanos Guerrero, propietarios de ‘Mariscos Emilio' y mi amigo del alma, Rogelio Gómez ‘Trifón' así como los marcheneros Juan Alba y José Rico. Así como muchísimos más aficionados cuyos nombres me hizo olvidar mi memoria. El intérprete que pusieron a disposición del Real Betis fue el mismo que en 1982 tuvo el Sevilla. Se llamaba Francisco González, llevaba un puñado de años en Alemania y era natural de la ciudad malagueña de Archidona.

El Betis es de los pocos equipos que puede decir que ha jugado en las dos Alemanias. Cuando estaba la RDA y el muro de por medio jugó ante el Lokomotiv de Leipzig la Recopa de Europa y ahora volvía a Kaiserslautern en la Alemania Occidental. Al mediodía el Betis, con Ruiz de Lopera al frente, celebró la comida oficial en una pizzería cercana al hotel Bauer, dado que no había posibilidad de hacer el almuerzo en aquel establecimiento, y el consejero-delegado nos mostró un fax que le había enviado el Sevilla para desearle suerte en el partido de la tarde.

Dejamos Frankenthal a primera hora de la tarde, tras aquel tempranero almuerzo pues el partido era a las seis de la tarde y había 50 kilómetros de distancia con Kaiserslautern. Esta ciudad alemana de unos 100.000 habitantes tiene el mayor contingente de soldados americanos del centro de Europa pues en la base aérea de Ramstein está el cuartel general de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos en Europa. Cuando visitamos la ciudad con el Sevilla FC, dado que nos alojamos en el centro de la misma en el Hotel Dorint, pudimos comprobar el movimiento de militares en la zona.

Un partido inolvidable. La primera sorpresa vino al llegar al estadio. Hacía casi 14 años que había estado en Kaiserslautern en otro partido de UEFA con el Sevilla, que en aquella ocasión con Hans-Peter Briegel jugando con los diablos rojos había ganado la eliminatoria al entonces equipo sevillista entrenado por Manolo Cardo. El Fritz Walter Stadium era distinto. La remodelación había dejado en la colina del monte Batzenberg un estadio coqueto que conservaba su nombre: Fritz Walter, en honor del ídolo local y gran capitán de la selección alemana que ganó en el año 1954 en Berna el Campeonato del Mundo de Suiza imponiéndose al gran equipo húngaro que comandaba el que fuera más tarde jugador del Real Madrid, Ferenc Puskas. En las gradas se habían dado cita muchísimos andaluces que estaban viviendo en Alemania y que animaron al Real Betis constantemente. Aquel día el equipo de Lorenzo Serra hizo, posiblemente, su mejor partido en su andadura europea. Antes de entrar en el estadio que conservaba esos puestos de venta de salchichas tan espectaculares en Alemania saludé a mi antiguo compañero en la SER, Pepe Gutiérrez, que iba a retransmitir el partido para Antena 3 y que llevaba de comentarista a Bernd Schuster. En el descanso del partido Schuster estuvo ofreciendo su punto de vista a los oyentes de Radio Sevilla y aunque el marcador era de 0-1, era tal la superioridad verdiblanca que aún quedando un tiempo y el partido de vuelta ya lo daba como favorito para seguir adelante en la Copa de la UEFA.

La segunda parte de aquel partido fue una sinfonía bética que aumentó el marcador con otros goles de Alexis y Alfonso y que con el marcado por los del Palatinado dejaron un claro 1-3 final que daba tintes verdiblancos a la eliminatoria. Aquella tarde el Betis lució brazaletes negros por la muerte de la madre del que fuera con el tiempo muchos años capitán del equipo y con un gran rendimiento, Juan José Cañas que, por cierto, finalizó sus días como jugador en activo en el equipo de mi pueblo: CD Alcalá.

Una vez más, como advertía la semana pasada en el corto análisis de la alineación que jugaba en Turquía ante el Fernebahçe, el conjunto creado por Serra Ferrer estaba muy por encima de los nombres. En el partido de Kaiserslautern se habían caído, por lesión, la pareja de centrales, Ureña-Vidakovic. Pues bien, Merino y Olías ocuparon sus puestos y el rendimiento fue exactamente igual que el de los compañeros que lo hacían habitualmente. No quiero olvidarme en ese partido de la actuación de Alfonso, no sólo por sus goles, sino por la exhibición que junto a Alexis, en la zona ancha del campo, ofrecieron en Alemania.

Eran días de vino y rosas. La vuelta de todos los viajes en los que se gana son de enorme alegría y confort y hasta hubo aficionados que en la llegada al aeropuerto de San Pablo esperaban a los jugadores para vitorearlos. Dos eliminatorias ante Fernebahçe y Kaiserslautern en la UEFA de 1985 pasadas con éxito, buen fútbol y gran superioridad en los marcadores auguraban un futuro prometedor. El tándem Lopera-Serra funcionaba. Siempre iban juntos en la primera fila. Lopera en ventanilla y Serra en el pasillo. La butaca de en medio vacía. Quién iba a decir que con el tiempo aquel noviazgo deportivo iba a terminar en un divorcio tirándose los platos a la cabeza.

El Girondins. El sorteo iba a deparar una eliminatoria con el Girondins de Burdeos. La falta de Vidakovic, Jarni y Alfonso la notó mucho el equipo, que no supo jugar en un campo muy rápido por la lluvia constante que cayó y perdió 2-0. Aquel día coincidimos con Matías Prats, que retransmitió el partido para Antena 3, y entrevistamos en el descanso a Michel Platini, hoy presidente de la UEFA. Hubo un masivo desplazamiento de aficionados. Visitamos la casa en la que murió, en Burdeos, Goya y la zona del puerto con las muchas casas que hay dedicadas al famoso vino de Burdeos. Los goles del Parc Lescure eran una carga muy pesada, demasiada, pues a ella se le añadió el gol desde el mediocampo en una volea impresionante de Zidane en los primeros segundos del partido. El Betis no estuvo a la altura esperada ante el Girondins y dio por finalizada su presencia en la UEFA en diciembre de 1985 el Día de la Constitución en un partido que se jugó a las cinco de la tarde por exigencias de la televisión que retransmitía el partido. Ya saben aquello del que paga.

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