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La hora de Unai Emery

El equipo sevillista llegó a Cardiff, donde por la tarde tuvo su primer contacto con el escenario del encuentro. Con la magia y la esperanza de las anteriores citas, es el momento de los jugadores y de su entrenador.

el 12 ago 2014 / 12:35 h.

RUEDA DE PRENSA DEl SEVILLA PREVIA A LA SUPERCOPA DE EUROPA Unai Emery, en la rueda de prensa previa al partido de Supercopa (Javier Santos) Tres meses después, el Sevilla se presenta ante otra final. Siete años después, vuelve a luchar por la Supercopa de Europa. Y ocho años después, se podría estar hablando esta noche de un nuevo golpetazo en la mesa de las especulaciones, los favoritismos y las hojas excel de presupuestos despampanantes. Cardiff acoge la primera final del curso: el todopoderoso Real Madrid campeón de la Champions League (Cristiano Ronaldo, Gareth Bale, Modric, Pepe, Sergio Ramos, Benzemá…), aderezado con sus últimos lujos (James Rodríguez, Toni Kroos, Keylor Navas), contra el Sevilla 2.0 de Unai Emery, sin Rakitic y sin sustituto de caché para el croata, ya en el Barcelona. Por estos momentos ya ha pasado el Sevilla. Y se gusta. Hace ocho veranos, aterrizaba en Mónaco para ser ajusticiado por el, hasta entonces, mejor Barça de la historia. El desenlace ya sabemos cuál fue: Messi, Ronaldinho, Xavi, Iniesta, Eto’o y compañía escuchando desde el vestuario el rugido del sevillismo cuando Javi Navarro levantó el trofeo. El mejor partido de la historia reciente del Sevilla y un 0-3 que dejó boquiabierto a todo el continente. Nadie sabe qué ocurrirá esta noche en el Cardiff City Stadium. Este Sevilla 2.0 de Unai Emery no atesora el nivel de excelencia de aquel que pilotaba Juande Ramos en 2006. Siendo escrupulosos, ni siquiera supera en talento al que campeonó en Turín. No está Rakitic, Bacca no llega al 100% y Kevin Gameiro se perderá el partido. Pero el Sevilla se siente cómodo en la piel de cordero. Se le da bien eso de callar bravuconadas previas y exigir respeto en el momento oportuno, normalmente ganando. Así lo proclamó en el Camp Nou una noche de mayo de 2010, privando al Atlético de Madrid de un doblete cantado desde la capital prácticamente desde que los colchoneros ganaron la Europa League. La grada sevillista, desplazada desde la otra punta de España, lanzó en forma de mosaico esa petición de respeto. Capel y Navas le recordaron a todos que nunca se le puede dar por perdido al Sevilla. Nunca. Tampoco en una final contra el mejor club del mundo. Ni siquiera a doble partido. En este punto llegamos a la otra gran final que completa la terna de títulos ganados por el Sevilla a los tres más grandes de España. La Supercopa española de 2007 pasará a los anales sevillistas por la manita endosada al Madrid en el Santiago Bernabéu. Casi na. Ni Schuster se lo creía. ¿Cómo le va a ganar el Sevilla al Madrid campeón de Liga a doble partido y la vuelta en Concha Espina? Un global de 3-6 fue la respuesta. La piel de cordero en estas tres ocasiones. Y hoy, la cuarta. Ancelotti no se fía, con razón. Muy probablemente jugará hasta Cristiano Ronaldo, aún renqueante de su rodilla. Por supuesto Bale. Ni que decir que la mejor pareja de centrales del mundo: Sergio Ramos y Pepe. Y puede que hasta James y sus 80 millones a cuestas. También estará Casillas, el debate de moda. No está bien, pero lleva 14 años sin perder finales. Sigue siendo una referencia entre palos pero el Sevilla es el rival que más veces le golea por detrás del Barça. Y en su mundo, Unai. Es su segunda final. Se siente seguro, incluso sin Rakitic. Pero necesita su gran noche. Un día en el que todos le señalemos como el artífice concreto de algo sonado. En Turín los focos no le apuntaron del todo a él. Hoy podría ser su día de gloria. Ha visto a su Sevilla rendir bien ante el Fenerbahçe. La defensa, con Fazio y Pareja, obliga a creer. Y arriba está Bacca. Sin ser el mejor Bacca, es Bacca. El plan de Emery está al descubierto: presión asfixiante, líneas juntas y contras letales. El que le valió para maniatar y derrotar al Madrid muy poco antes de que lograra la Décima. Pero se guarda detalles. No sería ninguna sorpresa que jugara Denis Suárez por detrás del colombiano. No parece el mejor día para probar a dos delanteros. El resto se sustentará en la pareja Carriço-Krychowiak, en el juego a balón parado del siempre indescifrable Reyes (Aleix pasaría al banquillo) y en los abrazos de gol de Bacca.  

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