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La huelga de IU arrastra al PSOE

La federación defiende su papel en el paro del 29-S y los socialistas intentan distanciarse

el 01 oct 2010 / 21:03 h.

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La estampa de un delegado de Economía y Empleo participando activamente en un piquete durante la huelga general ha enrarecido aún más la relación entre dos socios de gobierno que inician el habitual periodo de distanciamiento previo a unas elecciones municipales. Aunque IU lamente lo que considera una reacción "desproporcionada" de los empresarios, la oposición e incluso de su socio, la federación no espera una repercusión negativa de lo ocurrido. Sus dirigentes asumieron su papel y se unieron a sus bases. No sólo es su forma de huelga, es también parte de su campaña, de su identificación con un electorado minoritario pero consolidado.

IU tenía que demostrar que entre la calle y las instituciones tiene clara su elección. Para el PSOE, en cambio, la imagen vuelve a arrastrarle hacia un espacio político que le aleja del electorado moderado que busca para poder ganar las elecciones. Carlos Vázquez no sólo es un miembro del Gobierno de Alfredo Sánchez Monteseirín es el número cinco de la lista que los socialistas necesitan para poder gobernar en Sevilla. Y junto a él, al igual que en otros piquetes que se repartían por la ciudad, estaban todos los cargos públicos de la segunda gran capital gobernada por los socialistas. Casi todos visibles en estos grupos.

El PSOE no ha encajado bien esta situación. Lejos de los micrófonos, son muchos los socialistas que lamentan la actitud de los altos cargos de IU y especialmente del delegado de Empleo. "Él ha hecho su papel como político, pero tiene un cargo institucional", resume un dirigente del PSOE. "Con esto, nos echa al comercio encima y nos separa del electorado moderado", apunta otro dirigente local. Pero el partido se ha visto entre la espada y la pared. En Plaza Nueva, el margen era reducido. El alcalde llamó al delegado no electo para pedirle explicaciones, las tuvo que asumir y decidió guardar silencio. En consecuencia, la portavoz, Nieves Hernández, sólo pudo justificar lo ocurrido. Lejos del Ayuntamiento, había más espacio, y los socialistas hicieron un primer intento de distanciarse. Lo hizo su candidato, Juan Espadas, al reprochar a IU su actitud. Pero sólo un día después, moderaron su discurso. "Yo no lo hubiera hecho", apuntó el portavoz socialista, Alberto Moriña. "No es la mejor imagen, y seguro que Antonio Rodrigo Torrijos toma nota", afirmó instantes después el secretario provincial, José Antonio Viera.

El PP es consciente de esta debilidad del PSOE, que aprovecha cada vez que se escenifica. La ecuación Espadas=Torrijos es uno de los grandes ejes de su campaña. El portavoz popular, Juan Ignacio Zoido, no tardó ni un día en salir públicamente a condenar lo ocurrido. Y sus críticas no se dirigen a la federación, sino a los socialistas. Primero señaló al alcalde, a quien ayer se le reprochaba de nuevo su "falta de dignidad" y, de no haber esquivado el golpe Espadas con su desmarque, el siguiente objetivo hubiera sido el candidato socialista.

Sin embargo, hasta ahora, lo que intenta dividir Zoido, sólo une a los dos socios de Plaza Nueva. PSOE e IU son conscientes de que se necesitan para poder imponerse al PP y están obligados a convivir. Los socialistas tienen que encajar que la federación en Sevilla la dirige un núcleo del PCA que a nivel autonómico y estatal aboga por una ruptura con el PSOE, y que su electorado está en colectivos antisistema y movimientos ciudadanos que han convertido la política económica de los socialistas en su principal objetivo de crítica. IU, en cambio, tiene que asumir que gobierna con el partido que se ha convertido en su enemigo en otros ámbitos, que en un Pleno ni siquiera debate sobre la huelga general y que está detrás de la Policía que les "persiguió" durante el 29-S. Y ambos saben que esa relación es imprescindible. "Esto es una polémica falsa. No se va a deteriorar nuestra relación con el PSOE. Más nos distanciamos en 2007 antes de las elecciones", concluía un alto cargo local de IU.

La federación no quiere prolongar este enfrentamiento con su socio. Su mirada se sitúa en otros objetivos. En hechos ocurridos durante la huelga que sí se convertirán en ejes de su discurso. Como la carga de la Policía Nacional en el Rectorado, en el interior del recinto universitario sin que tuvieran permiso del rector; o lo que consideran una "persecución" contra ellos de la Policía. Los dirigentes de IU convierten un episodio en paradigmático: "Francisco Manuel Silva, Iván de la Blanca y José Manuel García conversaban en Mercasevilla a unos metros del núcleo del piquete. La Policía fue hacia ellos, les rodeó, y les ordenó que se identificaran. Cuando les preguntaron por qué, sólo les respondieron que eran órdenes".

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