Más popular que nunca y, claro, menos de élite. Así será la 28a edición de la Maratón Ciudad de Sevilla, presentada hoy en el Restaurante Abades Triana, donde la delegada de Deportes del Ayuntamiento de Sevilla, María del Mar Sánchez Estrella, y el director de la prueba, José Luis García Rodríguez, explicaron los motivos de una tendencia que se había acentuado años atrás y que en 2012 adquiere carta de naturaleza.
El Instituto Municipal de Deportes, cuya razón de ser ha estado siempre orientada hacia el deporte de base, ha volcado todos sus esfuerzos en el atleta popular y en su legítimo afán de incrementar, año tras año, el número de participantes aun a costa de perder caché.
Y no yerra en su pretensión, pues a 17 días de la cita la inscripción ya roza los 5.100 atletas (4.800 en 2011), si bien la organización quiere poner un cierto freno a ese frenesí advirtiendo que no se pueden superar los 5.500 por un asunto de infraestructuras.
Pero ese giro hacia la vertiente popular del evento viene también motivado, o al menos condicionado, por un tema pecuniario. Y es que la Federación Española de Atletismo exigía al organizador que cobrase una tasa adicional de 5 euros a cada participante en concepto de seguro de accidente deportivo, pero el IMD entiende que ese servicio ya lo incluye en la inscripción, que es de 21 euros.
El resultado es que la Maratón Ciudad de Sevilla, como ya hizo la de San Sebastián, ha optado por salirse del calendario de la RFEA a pesar de lo paradójica de esa salida justo el año después de haber recibido la mayor puntuación de entre todas las maratones del circuito nacional.sin africanos.
La consecuencia es que la participación de primer nivel se verá muy mermada, dado que la Española no permite el concurso de atletas de élite ni becados por la RFEA. Es decir, no vendrá el ya clásico grupito de africanos (kenianos, etíopes y demás) que cada año se disputa la victoria y atenta contra el récord de la prueba sevillana, ni tampoco los mejores españoles de la especialidad, habitualmente presentes en busca de mínima para el objetivo de la temporada.
El protagonismo recaerá, más que nunca, en atletas anónimos pero no menos meritorios, caso del local Julio Molina, uno de los seis supervivientes de todas y cada una de las 27 ediciones celebradas, y que también estuvo en el acto al ser la imagen del vídeo promocional. Molina recordó su debut, allá por el año 1985, “como la maratón más romántica. Recuerdo que corrí con una camiseta blanca de algodón y zapatillas La Tórtola”, evocó con gracia.
El descenso de nivel, por lo demás, permite al IMD aligerar el presupuesto, que se reduce en 226.251 euros respecto a 2011 hasta quedarse en 345.749 euros. Ventajas de no tener que abonar el canon a la RFEA y los contratos, desplazamientos y alojamientos de las estrellas. Esas a las que se echará de menos, o no, en la salida del día 19, a las 9.30 horas en el Estadio Olímpico.
