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La necesaria ampliación del tranvía

El cumplimiento hoy del primer aniversario de la puesta en marcha del tranvía que une el Prado de San Sebastián con la Plaza Nueva permite hacer determinadas consideraciones sobre su implantación en la trama urbana, su éxito ciudadano y también sobre sus planes de ampliación...

el 15 sep 2009 / 17:28 h.

El cumplimiento hoy del primer aniversario de la puesta en marcha del tranvía que une el Prado de San Sebastián con la Plaza Nueva permite hacer determinadas consideraciones sobre su implantación en la trama urbana, su éxito ciudadano y también sobre sus planes de ampliación, presos de la falta de concreción y de una apuesta definida tanto sobre su trazado como sobre el modo en el que se financiará. Sobre lo primero, hay pocas dudas al respecto: el tranvía es ya la segunda línea más usada de las que gestiona Tussam gracias a sus 14.400 usuarios diarios y ha permitido el ahorro al día de 20 toneladas de dióxido de carbono en el entorno de la Catedral. Atrás quedan las polémicas ligadas a su coste, a la gestión de la obra y la estética de las catenarias y los vagones de Metro recorriendo la Avenida de la Constitución. El tranvía se usa y está siendo aceptado por los sevillanos. Ahora bien, el sentido común indica que su verdadero éxito sólo se podrá certificar si adquiere de verdad un papel relevante en el sistema de comunicaciones de la capital andaluza. Y eso sólo ocurrirá conforme se amplíe su trayecto, pues se necesita que llegue cuanto antes hasta las puertas de la estación de San Bernardo, punto en el que convergerá con el Cercanías y con la Línea 1 del Metro, para que su aportación a la red pública de transportes no sea meramente testimonial. En cualquier caso, se echa en falta una apuesta definida y compartida por todos: el PSOE municipal se decanta por llevarlo hasta Santa Justa por San Francisco Javier mientras que IU da su apoyo al paso por la Buhaira y habla ya de llevarlo hasta la Ronda Histórica; la Junta elude comprometerse de forma expresa por su financiación y, entretanto, sigue sin despejarse cómo se salvará el paso entre la Plaza Nueva y la Campana. Hay demasiadas dudas, dispersión de ideas y falta alguien que asuma el liderazgo del proyecto y lo lleve adelante. En caso contrario, correría el riesgo de convertirse en una lanzadera de lujo y poco más.

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