Cultura

La plástica en un sólo instante

El fotoperiodismo se incorpora a las artes plásticas a la misma velocidad con la que dan la vuelta al mundo los asuntos capturados por las cámaras de estos reporteros-artistas. El fotógrafo Emilio Morenatti es buen ejemplar de esta nueva raza de periodistas que triunfa en las salas de exposiciones

el 15 sep 2009 / 23:17 h.

El fotoperiodismo se incorpora a las artes plásticas a la misma velocidad con la que dan la vuelta al mundo los asuntos capturados por las cámaras de estos reporteros-artistas. El fotógrafo Emilio Morenatti (Jerez, 1969) es buen ejemplar de esta nueva raza de periodistas que triunfa en las salas de exposiciones y se hacen con los más reputados premios internacionales.

El respeto, la estética, el encuadre y el color son todos conceptos que viajan por el objetivo de Emilio Morenatti y quedan atrapados en cada una de esas imágenes penetrantes, hipnóticas, de difícil digestión a veces, con las que ha manchado los periódicos de todo el globo. El joven nacido a la fotografía en la prensa sevillana (donde trabajó para la agencia Efe durante más de una década) es hoy uno de los reporteros gráficos internacionales con más proyección. Tanta, que acaba de ser merecedor de la primera distinción en el Picture of The Year Internacional (POTYI), el galardón más importante de estas características después del Pulitzer.

La diferencia, no obstante, con el Premio Pulizter, es que el fotógrafo del año elegido por la Universidad de Missouri no responde al golpe de efecto de una única foto, sino al trabajo completo de un año. "Eso es lo mejor de todo. Dentro de la satisfacción general, que ya es mucha, hay un especial orgullo a sentirme premiado por un trabajo amplio; son 55 fotografías de seis trabajos diferentes, lo que me ha permitido mojar en gran parte de las categorías de este premio que es el número uno en Estados Unidos, aunque no sea muy conocido en Europa", explicaba esta semana Morenatti a El Correo vía telefónica desde su residencia en Oriente Medio.

De este modo, con su trabajo gráfico realizado durante todo 2007 en Paquistán, último destino del andaluz tras pasar por Israel y Palestina, se basa en "seis historias" -como a él le gusta llamar a sus trabajos, en ese afán narrativo que persigue con cada instantánea- de muy diferente calado. En la primera de ellas, Bajur war, el fotógrafo relata sus tres meses empotrado con el ejército paquistaní, en su lucha contra los talibanes. Una segunda historia, terrible, quizá la más dramática plásticamente, la más estremecedora, es la que muestra los retratos de algunas de las mujeres con el rostro quemado con ácido -a manos de sus maridos, de sus padres, de sus hermanos...- que han accedido a fotografiarse y denunciar una situación que avergüenza a la comunidad internacional.

Hay también "pinceladas surrealistas" de la vida cotidiana en Paquistán, el registro de una tradición milenaria en lucha libre -"donde lo ancestral se mezcla con lo deportivo y lo humano", explica el fotógrafo- y terremotos, crisis alimenticias... En resumen, "una fuente inagotable que hace que siempre pienses que está todo el trabajo aún por hacer", dice Morenatti con la mente puesta ya en sus proyectos para 2008. "Pretendo seguir la guerra entre el ejército y la insurgencia y... no sé, alguna cosa más. Lo que es seguro es que quiero seguir sintiendo la tierra; es ésto lo que me gusta, no me apetecen los despachos", reflexiona.

Y así, mientras espera la llegada del mes de mayo, cuando acudirá a Los Ángeles a recoger el premio -"Uf, será un orgullo y un honor, pero también un trago, porque aquí todo lo relativo a las celebrities lo tengo un poco apartado, no me llega nada", dice-. Morenatti prepara también con el Centro Andaluz de la Fotografía (CAF) una próxima exposición que verá la luz esta primavera en la sede que el CAF tiene en Cádiz sobre sus retratos de mujeres. "Recorrí todo el país junto con una ONG que ayuda a estas chicas a recuperar sus vidas. Es justo que esto trascienda", comenta al otro lado de un lejanísimo hilo telefónico.

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