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La Puebla y Coria del Río de la mano

Centenares de romeros celebran el 75 aniversario de la corporación cigarrera el día que también se pusieron en marcha Gines y Utrera

el 18 may 2010 / 19:59 h.

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Un buen número de hermandades de la provincia de Sevilla salieron ayer a los caminos que llevan hasta la ermita del Rocío, como cada año o conmemorando efemérides de una historia que se escribe paso a paso.

Una mañana luminosa y de calor, tanto ambiental como humano y espiritual, propició el escenario perfecto para la salida conjunta hacia la aldea de las hermandades de Coria del Río y La Puebla. Cientos de romeros asistieron expectantes al acontecimiento que, con motivo del 75 aniversario de la creación de la hermandad cigarrera, de la que es madrina la coriana, dio lustre a la unión –esta vez sí total– de dos pueblos atados para siempre por la ribera del Guadalquivir.

Al solemne y festivo acto de hermanamiento asistió una numerosa representación de la jerarquía eclesiástica, como los párrocos de ambas localidades acompañados, entre otras personalidades, de los alcaldes de Coria y La Puebla, José Vicente Franco (PSOE) y Julio Álvarez (PSOE), respectivamente. La cita principal se vivió en la ermita dedicada a la Virgen del Rocío y la plaza que lleva el mismo nombre. Hasta ella llegó el Simpecado cigarrero –de la mano, cómo no, de cientos de romeros de su pueblo, caballistas y carretas tradicionales engalanadas con celo–. Y allí les esperaba Coria. Una Coria con los brazos abiertos y deseosa de romería, de hermandad, también con varios centenares de romeros lanzados a la calle en procesión y que, unidos a los de La Puebla, dieron un colorido inaudito al sentir rociero ribereño.

En esta estampa con olor a aldea marismeña, fueron Los Romeros de La Puebla y María de la Colina los que pusieron la nota de arte con sus salves rocieras. Allí mismo, como un romero más, algún que otro artista consagrado que ha nacido y se ha criado por estas tierras, junto al Guadalquivir y oliendo a marisma, como el matador de toros Morante de La Puebla que, montado a caballo, no perdió detalle de tan esplendorosa salida conjunta. Se sucedían el silencio profundo, los aplausos, los vivas a la Virgen y a la hermandad de Coria, y luego a la de La Puebla, y así una vez y otra.

Y así se vivía este día entre los romeros, en una conversación transcrita a vuela pluma: “Qué bien os habéis portado, esto ha sido una maravilla”, decía un cigarrero a un coriano. “No os merecéis menos”, le contestó este otro–. “Así da gusto ir al Rocío, entre hermanos”, subrayó el primero–. “Y así será para siempre”, sentenció el segundo.
Sin salir del Aljarafe, el martes es el día de Gines, cuya salida ha recibido el reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico de Andalucía. El camino número 82 de la hermandad dio comienzo con una de las imágenes más llamativas del día en plena plaza de España –en la que había instalada una pantalla televisiva de grandes dimensiones–, donde las carretas esperan al Simpecado tras la misa de romeros, para así emprender juntos la senda hacia la marisma rociera.

Gines salió como todos los años acompañada de su ahijada, Las Palmas de Gran Canaria, y con unos 1.200 peregrinos, 15 carretas, 80 remolques y alrededor de una treintena de todoterrenos. Contará también la corporación para esta romería con varias novedades ornamentales, incluso una nueva carriola para el servicio médico y diferentes mejoras en su Casa en El Rocío.

Bodas de plata. Y si La Puebla celebra su 75 aniversario la hermandad utrerana conmemora su 25 camino como filial. El compás por sevillanas, el sonido de la flauta y el tamboril y el tronar de los cohetes sirvieron ayer de acompañamiento al gentío que participó de la salida de la hermandad del Rocío de Utrera.

A primera hora de la mañana, la corporación mariana celebraba su tradicional misa de romeros en la parroquia de San José. Tras ella, y ante un templo lleno de personas, el Simpecado quedó entronizado en su carreta para recorrer las calles del centro de la ciudad a modo de despedida.

Un coro de mujeres, ataviadas con sus trajes de flamenca, sirvió de banda sonora en algunos momentos del recorrido, como fue el paso por el Ayuntamiento, donde miembros de la corporación, con el alcalde a la cabeza, esperaban el paso de los romeros. El regidor, Francisco Jiménez (PA), entregó como siempre en este punto la bandera de la ciudad, para llevar los colores utreranos hasta El Rocío. Las sevillanas, los aplausos y los vivas se mezclaron con la petalada que cayó desde los balcones de la Casa Consistorial, flores que se unieron a las rosas y siemprevivas que sirvieron de exorno a la carreta, además de los típicos mostachones que cuelgan de los varales.

También numeroso público contempló el paso de la hermandad ante la iglesia de San Francisco, donde esperaba la Vera-Cruz; y en la capilla de Fátima, donde la Virgen permanecía todavía en la carreta de su romería y en la propia puerta del templo despidió a los rocieros.

De vuelta al Aljarafe, sobre las 9.00 horas, el Simpecado de la hermandad del Rocío de Camas se ponía en la calle. Miles de cameros esperaban con ansia este momento para volver a acompañar a su corporación en su tradicional recorrido por la localidad, que este año se engrandecía al pasar por la nueva rotonda Astarté, que se inauguraba a la llegada de los romeros.

Bajo el son de los tamboriles y los repiques de las campanas de la parroquia de Santa María de Gracia, el templo del municipio, los vivas y vítores se sucedían, mientras las lágrimas de los más veteranos y las risas de los niños se confundían al paso del Simpecado. Y es que Camas entera va a la aldea con su hermandad. Más de 700 romeros, 51 carretas y unos 60 caballistas realizan este año el camino.

Como éstas, decenas de hermandades rocieras de toda la provincia se siguen acercando hasta Almonte. Hoy muchas cruzarán el río por Coria, como Los Palacios, Dos Hermanas, Carmona, Osuna y Écija, y otras muchas llegarán al vado del Quema: Almensilla, La Algaba, Bollullos...

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