Empollones, pero de programas. Así son los niños andaluces según los datos difundidos por el presidente del Consejo Audiovisual Andaluz, Juan Montabes: al cabo del año consumen 1.100 horas de televisión de media frente a las 990 de atención que les supone el curso escolar. La tele supera al cole por primera vez, ya que los datos del informe sobre infancia y televisión elaborado por este consejo en 2008 dejaba el consumo televisivo todavía por debajo de las 990 horas de clase: 960 horas anuales frente a la caja tonta.
Una estadística que mueve al consejo a pedir al menos tanta atención sobre lo que ven los menores como la que padres, maestros y políticos ponen en los problemas de la educación y la formación. Y es que el problema se agrava porque uno de cada tes niños andaluces tiene un televisor en su cuarto además del aparato familiar del salón. Los datos entre los mayores también pintan un panorama rayano en la adicción a la tele: un consumo de más de cuatro horas al día, más elevado que la media nacional. 400 emisoras de televisión viven de esta dependencia, y el presidente del Consejo Audiovisual espera que las cosas cambien "radicalmente" con la regulación de la Televisión Digital Terrestre (TDT).
El dato fue presentado ayer a los periodistas dentro del balance anual de la Oficina de Defensa de la Audiencia, un defensor del pueblo para telespectadores y radiooyentes a cuyo frente está Mercedes de Pablos, que advierte que no tiene "vocación de inquisidora", sino de "defensora" de unas buenas prácticas que también sirven y ayudan a los medios que quieren jugar a la veracidad y el rigor.
Esta oficina recoge las quejas de los espectadores sobre contenidos inapropiados (en octubre de2009 se registraron tres casos de emisión de chats sexuales en horario infantil, aunque poco antes habían registrado ¡150! en marzo de 2008 y el 14 de enero de este año una emisora de Huelva fue multada con 3.000 euros por este motivo, indican fuentes del consejo). Otras tres televisiones fueron multadas con 300.000 euros por emisión fuera de hora de contenido pornográfico.
La oficina también tramita las sugerencias para que mejore la calidad de los programas o se caigan de la parrilla estereotipos denigrantes sobre gitanos, homosexuales , discapacitados y otras minorías. De Pablo lo resume así: "Tú cuentas, nosotros actuamos", e insiste en que la presión de los espectadores a través de este defensor audiovisual es tan eficaz que se han retirado de manera fulminante programas como los dibujos animados Kochikame de Canal Sur porque un personaje justificó un guantazo a su nuera. 266 solicitudes se acumularon en este sentido en 2009, la inmensa mayoría quejas (251). En 2008 las quejas fueron 126.
La mayor parte de las quejas se refieren a la protección de los menores, la falta de pluralismo y la manipulación informativa, la objetividad y la veracidad, seguidas por el tratamiento a la igualdad e imagen de la mujer. Pero en 2009 han comenzado a llegar quejas relacionadas con el tratamiento de temas complejos por programas como Callejeros, 21 días o 75 minutos, que a juicio de los reclamantes, trivializan hechos a veces dramáticos como los trastornos psicoalimentarios.
Cuando las emisiones polémicas las difunde una cadena nacional la Oficina para la Defensa de la Audiencia eleva el caso al Ministerio de Industria. Es lo que pasó con un programa de Sálvame (Telecinco) en el que bromearon con artilugios sexuales en la sobremesa, hecho que denunció una vecina de Cádiz.
Sin embargo, el tratamiento desafortunado de algunas cadenas sobre el caso Marta del Castillo ha "marcado un punto de inflexión" en el que los operadores de televisión (que acumulan el 90% de las quejas frente a un puñado contra la radio, fundamentalmente por la persistencia de emisoras ilegales que pisan la señal de las comerciales) han asumido que ya "no vale todo", insistieron la responsable de la oficina y Montabes, después de dos expedientes en los que incluso ha intervenido el fiscal de Menores. Por supuesto, no vale incumplir un código ético "que las propias televisiones han firmado y que nosotros sí nos creemos y nos tomamos en serio", añade.
Asimismo, también se han advertido a televisiones y radios sobre comportamientos no sancionables, pero poco éticos, como bromas telefónicas que se pasan de la raya o chistes con estereotipos poco afortunados. Todas las reclamaciones se hacen llegar a los operadores, como aquella que lamentaba que no se hubieran subtitulado en Canal Sur los largos diálogos en siciliano de El Padrino II.
