La Torre Pelli ha conseguido salvar la primera piedra, pero el camino es largo. Es el panorama que se vislumbra después de que el Ayuntamiento de Sevilla haya adelantado el respaldo que el Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco, reunido en Brasilia, dará previsiblemente al final de sus reuniones al rascacielos de 178 metros de altura que Cajasol está construyendo en la Cartuja. El Consistorio asegura que Sevilla no será incluida en la lista de patrimonio en peligro por las obras de la torre, aunque el dictamen de este organismo internacional aún no se conoce.
La Unesco tiene a un lado de la balanza un informe de su órgano asesor, Icomos, que advirtió del impacto negativo que tendría la torre sobre el horizonte sevillano; pero al otro está el dictamen del grupo de expertos del Ministerio de Cultura, la Junta y el Ayuntamiento, que aunque admitió una cierta alteración de la imagen de la ciudad, concluyó que es legal y que no tendrá un impacto visual directo sobre el área protegida, que incluye a la Catedral, al Alcázar y al Archivo de Indias. Y según el Ayuntamiento, va a encargar un nuevo informe técnico para saber cómo afectará la torre a los bordes del conjunto histórico, que tardará un año en estar listo.
Así las cosas, cada cual sigue viendo la situación a su manera. A falta de poder leer la resolución de la Unesco antes de interpretarla, Ayuntamiento y Cajasol se alegran de que parezcan alejarse los negros nubarrones que se cernían sobre sus cabezas por el riesgo de que Sevilla pudiera salir del listado de ciudades con patrimonio protegido o de que el organismo ordenase frenar los trabajos.
La Plataforma Túmbala, la más firme detractora del edificio, considera en cambio que no hay motivos para que lancen las campanas al vuelo: "Primero tendremos que ver la resolución que adopte la Unesco cuando acabe la reunión de Brasilia, pero en todo caso, este organismo hace las cosas despacio y éste no es el final. Quedan muchos frentes abiertos", afirma su portavoz, Ana Ávila, que de paso cuestiona "que el Ayuntamiento se esté saltando todos los protocolos al informar sobre una resolución de la Unesco que ni siquiera está redactada".
Ávila recordó que, pese a haberse cerrado la denuncia por prevaricación que interpuso la plataforma, todavía se está tramitando otra por expolio ante el Ministerio de Cultura, presentada por los firmantes del Manifiesto contra la torre Pelli, y una denuncia ante la Comisión Europea por la falta de un informe de impacto ambiental. A eso se suma la que tramita Fomento por empezar a construir sin un informe sobre el impacto que un edificio tan alto tendrá en el espacio aéreo, y un contencioso-administrativo que solicita la anulación de la licencia de obras. "Esperamos que no miren hacia otro lado como la Fiscalía al archivar la denuncia por prevaricación. No queremos que se repita el desvío de dinero que se está produciendo en la Encarnación".
El próximo paso ahora es que sea la Unesco la que se pronuncie. Pero es seguro que este dictamen tampoco zanjará la polémica sobre el rascacielos.
