Los cuatro años de declive que condujeron al Betis desde la cima de la Copa del Rey y la Liga de Campeones al hoyo de la Segunda División fueron pródigos en sufrimiento para los béticos. Su equipo les dio un disgusto detrás de otro y la consecuencia es que ahora están donde están, fuera de Primera. El beticismo lo pasó especialmente mal en su campo, de donde vio irse decenas y decenas de puntos a lo largo de esos años tan erráticos, pero esa cuesta abajo, esa fragilidad y esos sustos en vivo y en directo se terminaron con el cambio de categoría. Desde que está en Segunda, el Betis al menos ha hecho de su estadio una fortaleza y sus aficionados, a falta de otras alegrías, rara vez salen de Heliópolis con una mueca de decepción. Su equipo, al revés que antes, los ha acostumbrado a las victorias y ahora mismo, por ejemplo, son ya seis consecutivas, las tres primeras de esta temporada (4-1 al Granada, 2-1 al Valladolid y 3-0 a la Ponferradina) y las tres últimas de la pasada (4-0 al Levante, 2-0 al Numancia y 1-0 a la Real Sociedad).
Evidente y desgraciadamente, jugar en Segunda no es lo mismo que jugar en Primera, pero la racha tiene su aquel. Para empezar, los béticos no disfrutaban de tantas alegrías seguidas en su estadio desde la emblemática campaña 2004-05, en la que la racha se extendió a ocho victorias consecutivas. Además, con los tres triunfos locales con que ha abierto este campeonato, el Betis de Mel ya ha igualado el mejor registro como local del Betis de la pasada temporada, obtenido por Víctor Fernández en la recta final del curso. El conjunto verdiblanco va camino de mejorar sus extraordinarios números del ejercicio 2009-10, en el que ganó doce partidos, empató siete y sólo perdió dos en su campo. La última derrota verdiblanca en La Palmera data ni más ni menos que de hace casi medio año, del 24 de abril; su verdugo fue el Elche de Jorge Molina.
EFECTIVOS PARA MEL. Dos días después de confirmar su excelente momento en casa y también en general, con cinco victorias en seis choques ligueros, Pepe Mel volvió al trabajo con sus hombres y las buenas noticias continuaron agolpándose a su lado. Todas proceden de la enfermería. De allí salió Miguel Lopes, tan recuperado de su tendinitis en la rodilla derecha que se ejercitó con aparente normalidad, y de allí también salió Arzu. El nazareno ya estuvo trabajando con el resto del grupo a finales de la semana pasada, pero fue ayer cuando logró el alta médica. Si el técnico lo considera oportuno, el capitán se convierte desde ya en otra alternativa para el centro del campo, aunque ahora mismo no hay hueco para él en la alineación. Tampoco lo hay para Beñat, el tercer protagonista positivo del día. El vasco, que se ha perdido los dos últimos partidos por culpa de un problema de espalda que le afectó al bíceps femoral derecho, también apareció por la sesión de trabajo y se entrenó como uno más. Por cierto, todavía no ha renovado su contrato con el Betis.
El que parece más renqueante es Belenguer, al que la acumulación de partidos provocó molestias musculares que le impidieron jugar el sábado.
