Desde que comenzó el baile de nombres para los banquillos de nuestros primeros equipos he venido sosteniendo que Manolo Jiménez y Paco Chaparro serían los inquilinos de ambos en la próxima temporada. Los números han sido sus únicos y exclusivos avales. Y si quieren algo más, nunca hubo convencimientos de los que pudieron ser tuvieran garantías suficientes. Bien es cierto que si Jiménez no gana los últimos partidos y Chaparro no salva al equipo, hoy estarían fuera del Sevilla y el Betis, respectivamente. La ley del fútbol es inexorable y viene marcada única y exclusivamente por los resultados en el terreno de juego.
Lo de Paco Chaparro en el Betis parece ser sólo cuestión de horas. Desde que escribo hasta la publicación de la columna todo puede suceder, así que no se puede elevar nada a definitivo. Ahora bien, sería una sorpresa que Paco Chaparro no siguiera en el banquillo heliopolitano la próxima campaña. No crean que apuesto para decir que acerté en mi teoría sobre los inquilinos de los banquillos sevillanos. Lo hago simplemente por convencimiento. Por creer que lo han hecho bien y se han ganado su continuidad.
