España sigue mirando de lejos a sus vecinos europeos, donde los precios suben a un menor ritmo de lo que lo sufren los españoles. El diferencial de inflación se situó al cierre de 2007 en 1,2 puntos (4,3% frente al 3,1% de la Zona Euro). Los alimentos se encarecieron más en territorio nacional que en el resto.
La inflación española sigue estando muy por encima de la media de la Zona Euro (1,2 puntos), un diferencial en el que han tenido gran parte de culpa, además de los alimentos, otros encarecimientos como los del transporte y los bares y restaurantes, superiores a los de nuestros vecinos.
El Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) -que mide la inflación con un método igual para todos los países de la moneda única- fue en diciembre del 4,3% en el caso español, frente a un 3,1% para el conjunto del área, un mal dato que afecta sobre todo a la competitividad de la economía española. Pero el diferencial se aprecia sobre todo en algunos grupos de productos de los doce que componen la cesta de la compra, y sobre todo en aquellos que tienen un mayor peso en los hábitos de consumo de los españoles y, por ende, en la tasa de inflación.
Es el caso de la alimentación, que en España se encareció el 6,6%, muy por encima del 4,8% del resto de Eurozona, lo que arroja un diferencial de 1,8 puntos.
En la inflación armonizada española, los alimentos tienen un peso del 21,95%, es decir, tienen la culpa de en torno a una quinta parte del IPC, mientras que en el conjunto del euro se reduce al 15,5%, por lo que el aumento de sus precios no pesa tanto sobre la inflación general. Pese a todo, España no encabeza las subidas de los alimentos. Por delante están Eslovenia (12%) y Austria (7%).
Las fuertes subidas del petróleo han hecho encarecerse el transporte, un 5,6% en el área, aunque en España se ha notado más la dependencia energética y los precios aumentaron casi dos puntos más, el 7,3%.
Otras subidas que han hecho elevarse más la inflación española fueron los precios de la hostelería, que subieron un 4,9%. En este caso influye el peso que el consumo en hoteles, bares y restaurantes tiene entre los españoles, mayor que en el resto de la Eurozona, puesto que su ponderación sobre la inflación es 14,3%, frente al 9,1%.
Pero no todo son diferenciales en detrimento de España. Los precios subieron menos en la enseñanza y bajaron en sanidad y ocio y cultura.
