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Los dos jóvenes mataron al cura porque les iba a echar de su casa

Han confesado que les amenazó porque uno de ellos no quiso tener relaciones

el 18 oct 2010 / 12:14 h.

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La confesión que C.M.D. y J.M.L.D. realizaron a la Policía tras ser detenidos como presuntos autores de la muerte del sacerdote Ernesto Muñoz López, de 65 años, parece sacada del guión de una película. Los dos jóvenes, de 19 años y naturales de la provincia de Huelva, explicaron a los investigadores que decidieron matar al religioso porque éste les amenazó con echarlos de su casa porque uno de ellos se negó a mantener relaciones sexuales. Los dos estaban viviendo en casa del religioso desde principios del mes de octubre.

 

Según informaron fuentes del caso a este periódico, los hechos ocurrieron la noche del 5 de octubre, aunque el cuerpo del cura no fue localizado en su vivienda del número 26 de la calle Jesús del Gran Poder hasta el día 6 por la tarde. Esa noche, siempre según el relato que ambos hicieron a la Policía, el sacerdote les propuso mantener relaciones sexuales. Uno de ellos accedió, como en otras ocasiones, pero el otro se negó, lo que provocó que la víctima se enfadara y que les amenazara con echarlos de su casa al día siguiente.

Fue entonces cuando decidieron simular que iban a mantener el encuentro sexual, pero finalmente asfixiaron al sacerdote con un cojín. Luego los dos se llevaron diversos objetos de valor de la vivienda como un ordenador, dinero -cuya cuantía no se ha podido precisar- y el teléfono móvil, entre otras cosas. Las fuentes también señalaron que se no ha echado en falta de la casa ninguna pieza artística que, al parecer, tenía la víctima.

El cadáver de Ernesto Muñoz López fue localizado el miércoles 6 de octubre por el sacristán de la hermandad del Silencio, donde el sacerdote ejercía de capellán sustituto, después de que el cura se ausentara a su servicio eucarístico que cada día ofrecía a las 20.00 horas en la capilla Real de San Antonio Abad. Fue el capellán, Sebastián Lorite, quien halló el cuerpo tumbado en la cama con el torso desnudo y una sábana hasta la cintura. Según explicó, la puerta estaba abierta y no había signos de robo.

Los servicios médicos achacaron la muerte del sacerdote a causas naturales, por lo que el 8 de octubre fue incinerado sin que hubiera ninguna sospecha de que se trataba de un crimen. El mismo se descubrió gracias al testimonio de un joven de Guadalajara, amigo de los presuntos autores de la muerte. Éste se personó en la Policía asegurando que un colega le había confesado que había matado a un hombre. Los investigadores comenzaron entonces a trabajar en el caso hasta dar con el hombre que presuntamente podía ser la víctima y hasta localizar a los dos supuestos homicidas.

La detención de ambos se produjo el pasado 14 de octubre, confesando a la Policía la autoría y el escalofriante relato de los hechos. El pasado sábado C.M.D. y J.M.L.D. pasaron a disposición del Juzgado de Guardia, donde se negaron a ratificar su declaración, acogiéndose además a su derecho a no declarar. Sin embargo, el titular del Juzgado de Instrucción número 2 ordenó el ingreso en prisión de ambos por un delito de homicidio y otro de robo. En breve, está previsto que el magistrado comience a tomar declaración a las personas más próximas a la víctima para intentar aclarar el trágico suceso, aunque por ahora no hay ningún testigo presencial de los hechos.

La muerte en extraña circunstancias de Ernesto Muñoz López ha cogido por sorpresa en su entorno y en la hermandad, donde lo consideraban "una persona normal". De hecho, las fuentes del caso aseguraron que no había habido ninguna denuncia previa por amenazas u otro tipo de delito entre el sacerdote y los dos jóvenes.

Don Ernesto, como era conocido el clérigo en la hermandad, tuvo la vocación tardía, ya que se ordenó con 40 años. Nacido en Sevilla en 1945, era funcionario del cuerpo superior de administradores de la Junta de Andalucía y "pertenecía a una familia muy conocida en Sevilla", según explicó el hermano mayor del Silencio, Antonio Rodríguez Cordero. El sacerdote ejercía como sustituto del capellán del templo de San Antonio Abad desde hacía un año.

«Algunos sacerdotes han desfigurado el ministerio»

Aunque no hizo mención expresa a los dos casos recientes registrados en Sevilla sobre sacerdotes y posibles prácticas sexuales con menores y jóvenes, el Papa Benedicto XVI reconoció ayer que "recientemente la Iglesia ha constatado con gran dolor que algunos sacerdotes han desfigurado su ministerio al abusar sexualmente de niños y jóvenes", en una misiva que va dirigida a los seminaristas con motivo del fin del año sacerdotal.

El Papa manifestó que estos abusos "absolutamente reprobables" no pueden desacreditar la misión sacerdotal. Lo sucedido, dijo el Pontífice, debe hacer a los cristianos "más vigilantes y atentos en el camino hacia el sacerdocio". Según el Papa, es tarea de los formadores de los seminarios acompañar a los futuros sacerdotes y "ayudarles en el proceso de discernimiento" de la vocación.

Además, Benedicto XVI señaló que el sacerdocio todavía "conserva su grandeza y dignidad" y que en el celibato "se puede vivir una humanidad auténtica pura y madura". El Papa recordó a los seminaristas que el sacerdote es, ante todo, un "hombre de Dios" y no un administrador de una asociación, que intenta "incrementar el número de sus miembros".
Sus palabras, coinciden con las del arzobispo Juan José Asenjo, que pidió "estima" para los clérigos sevillanos.

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