Se titula Luz al mundo. Son retratos de la gestación y la maternidad en España, Perú, India, Mali y EEUU. Ese es el tema, y por sí solo se antoja interesante. Pero lo que de verdad hace tan especial esta exposición de fotos de José Salvador Gutiérrez que desde ayer se puede ver en Cajasol es la respuesta a dos preguntas elementales: la primera, ¿en todas partes quieren igual a sus hijos?; y la segunda (que en realidad son varias), ¿cómo se hace? ¿Dónde se encuentran, por esos mundos de Dios, nativas embarazadas dispuestas a contarlo todo y a enseñarlo todo a un español al que no conocen de nada? No es algo que esté señalizado en las carreteras, para los turistas que quieran presenciar el fenómeno; son acontecimientos íntimos que requieren mucho contacto con oenegés metidas en proyectos sanitarios, mucha paciencia, perspicacia, franqueza; mucha ayuda de la tribu, de los jefes de los clanes, de los doctores de los pueblos (doctores que, según comentaba ayer Gutiérrez, "están imbuidos de un poder especial y lo que digan va a misa". Curioso: "La opinión de la gestante es la que menos cuenta en algunos sitios." De modo que, sumando uno detrás de otro los minutos de trabajo invertidos por el autor para obtener esta selección final de 87 fotos, el resultado es un año y medio.
Sobre la primera pregunta, el fotógrafo lo tiene claro: "En todas partes se quiere igual a los hijos, cuando son deseados. Aunque buscaba diferencias, vi que éstas eran accesorias, que las únicas diferencias entre culturas a ese respecto están en los ritos, en la dotación sanitaria... pero en lo básico, en los sentimientos y en el papel de la familia, en eso somos todos iguales." Aunque esta afirmación tan magnánima encontró luego matices importantes: "En Mali y en India, los padres no estaban nunca." Este último se había ido a buscar trabajo a otro sitio con la esperanza de hacer fortuna y tirar algún día de su familia; el otro se había marchado dos años a otro poblado en una especie de rito maliense (en unos países hacen la mili, allí hacen eso).
Qué dos conclusiones tan formidables saca José S. Gutiérrez de toda esa peripecia: "Una, que hay un nexo entre los abuelos y los nietos que salta por encima de los padres; la otra, que el padre tiene una relación lógica con el hijo, mientras que la madre la tiene lógica y biológica. La paternidad es cultural. Y una cosa muy curiosa: cuanto más avanzada es una civilización, más se trata a la embarazada como a una enferma. Cuanto más avanzamos, más retrocedemos." Aunque, como él mismo suscribe, bendito retroceso el que ha logrado que la mortalidad en esta materia haya caído en picado en Occidente, no así en los otros países.
Todas las mujeres de este inmenso reportaje fascinaron a Gutiérrez, cada una por sus razones singulares. Pero dejando al lado a la umbreteña Reyes García, su ojo derecho en esta historia, la que más impacto le causó, "en un sentido visual", fue la adolescente Deny Boriba, la chica de Mali, una más de entre una veintena de hermanos. Pero cada una de esas mujeres y de esas narraciones tiene su magnetismo: la india Vinotha Balakannan, de 25 años, enfermera; la también aspirante a serlo Sandy Bautista, de 21 años, peruana; y la neoyorquina Angie Nevarez, directora de eventos en un museo de arte y, como se estila en el mundo desarrollado, madre tardía a los 35 años. Fue precisamente en EEUU, qué paradoja, donde encontró más recelos el autor por parte de la gente. ¿Será eso lo que quiere decir con lo del retroceso?
De utilidad:
Qué: Luz al mundo, la exposición de fotos del periodista sevillano José S. Gutiérrez.
Dónde: En la Sala Cajasol (calle Imagen, 2).
Cuándo: Hasta el 19 de junio, en horario de mañana y tarde, excepto el domingo, en que abre sólo por la mañana. Los lunes permanecerá cerrada.
Cuánto: Nada. La entrada es libre y gratuita.
Cómo: Se trata de una muestra de 87 fotografías de cinco mujeres embarazadas, su proceso de gestación y las semanas posteriores.
