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Los niños están presentes en el 70% de las cacerías

Una veintena de ellos han sido sancionados en este año.

el 28 nov 2009 / 19:32 h.

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Una cacería en la que hay niños presentes.

En apenas mes y medio, cuatro niños han resultado heridos por arma de fuego mientras participaban en cacerías en la comunidad. Tiros accidentales -por una caída que aprieta el gatillo, por un arma en mal estado, porque un cazador confunde el movimiento de un crío tras un seto con el de un animal- han llevado a chavales de ocho, doce y catorce años a estar semanas en un hospital, con hasta 200 perdigones en el cuerpo, y hasta en la UCI -en Córdoba, en Jaén-. Estos casos constatan una realidad que preocupa en el Ministerio de Medio Ambiente, y por la que se ha pedido al de Interior que refuerce los controles en los campos. Según datos del ministerio que dirige Alfredo Pérez Rubalcaba, en el 72% de las cacerías de Andalucía se detecta presencia de menores de edad, una media sólo superada en España en las cacerías de Castilla y León, donde la pasión cinegética es aún más potente y extendida.

Por este motivo, una veintena de chicos (siempre varones) han sido amonestados en lo que va de año. Los últimos, el pasado día 23, en Jaén, dos jóvenes de 16 y 17 años que intentaban entrar en un coto de caza privado en las proximidades de Valdepeñas. En la mayoría de los casos, informan desde Interior, los menores que acuden a cacerías lo hacen de la mano de sus propios padres, que tratan de iniciarlos en una tradición que sólo en la comunidad andaluza mueve casi 30 millones de euros al año. Estos chicos acuden habitualmente como portadores de las armas, de los petates del cazador adulto, y como premio, más que una compensación económica, se suelen llevar clases prácticas. "El problema -añaden desde la Guardia Civil- es que, además, no usan munición blanda para empezar en la práctica, sino que directamente se inician con la que llevan los cazadores profesionales".

Es cierto que el 85% de los accidentes que se producen en las cacerías no son graves, informan desde Medio Ambiente, pero las secuelas son permanentes en un 40% de ellos (lesiones en las piernas, fundamentalmente). El caso de Andalucía, sostienen los expertos, es "especialmente complicado de erradicar", puesto que en no pocos lugares (Sierra Morena, especialmente), la caza es un modo de subsistencia para unas 6.000 familias, que tratan de que sus hijos aprendan pronto el oficio o compartan una afición desmesurada. Interior reconoce que los chavales están autorizados para participar en estos encuentros en determinados supuestos, pero insiste en que es "fácil" quebrantar las medidas de seguridad que se exigen.

Así, los mayores de 16 años y menores de 18 pueden utilizar armas largas rayadas para caza mayor o, en su caso, armas de fuego largas rayadas para tipo deportivo, de calibre 5,6 milímetros, de un disparo, de repetición o semiautomáticas, sólo para la caza o para competiciones deportivas en cuyos reglamentos se halle reconocida la categoría junior. No se pueden poseer ni llevar en zona urbana ("precepto que se incumple comúnmente") y deben ir acompañados de adultos y tener su licencia. Los mayores de 14 años y menores de 18 podrán utilizar escopetas y demás armas de fuego largas de ánima lisa o de plomeo, siempre que hayan sido revisadas y no se incluyan en la categoría de arma de guerra.

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