La Iglesia no calla y busca seguir en campaña. El vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Antonio Cañizares, dijo que "no callará aunque le traiga juicios falsos" y que con su nota no querían "imponer el voto". Zapatero le replicó al recordar que "en democracia el máximo poder lo tienen los ciudadanos".
El lío entre la Iglesia y el Gobierno no deja de enturbiarse en una maraña de acusaciones mutuas. El vicepresidente de la Conferencia Episcopal y cardenal arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares puso ayer su grano de arena al reivindicar la voz de la Iglesia, que "no tiene otra palabra que decir que la de Cristo" y que ningún poder "la callará jamás" ni la verá "reducida a los espacios sacrales".
En su homilía, Cañizares aludió a la situación generada tras la nota de orientaciones ante las elecciones emitida por la Conferencia Episcopal, que hacía críticas veladas al Gobierno socialista. En cambio, el cardenal tenía una visión distinta, ya que aseguró que el texto "no trata de imposiciones, sino de exhortaciones en modo alguno partidistas" y basadas en la verdad del Evangelio, que nunca ha de callar por servicio a los hombres". De hecho, criticó la situación por la que pasan actualmente los obispos, a los que "no hay día que no se les critique".
Más mitigado fue el mensaje del cardenal arzobispo de Sevilla. Carlos Amigo Vallejo abogó esta vez por "la unidad para buscar la paz y la concordia entre todos". Si bien su discurso discrepa con el de hace una semana, cuando avaló un comunicado de los prelados andaluces para pedir el voto a sus fieles contra el aborto, la eutanasia o la crisis económica.
Poder ciudadano. Si la Iglesia no calla, los partidos políticos, y en espacial el PSOE, no iban a ser menos e hicieron referencias a la polémica por la nota de los obispos en la que, entre otras cosas, pedía que no se votara a quienes se dispongan a negociar con ETA.
El jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, señaló que la Iglesia puede votar lo que quiera, aunque precisó que "no hace falta ser adivino", a lo que añadió que "en democracia el máximo poder lo tienen los ciudadanos". Desde el PP, su líder, Mariano Rajoy, acusó a Zapatero de estar "preso de un ataque de nervios" y de "crear líos donde no los hay", en alusión a esta polémica.
