Madera noble para el patrón de Tomares

Aunque la onomástica marque el 20 de enero como el día de San Sebastián, los tomareños salen cada primer domingo de mayo a rendir homenaje a su patrón. Y

Momento en el que la carreta del simpecado de San Sebastián visitó la Hermandad del Rocío de Tomares. Momento en el que la carreta del simpecado de San Sebastián visitó la Hermandad del Rocío de Tomares. Aunque la onomástica marque el 20 de enero como el día de San Sebastián, los tomareños salen cada primer domingo de mayo a rendir homenaje a su patrón. Y ayer fue el día. Con la puntualidad del repique de campanas, la carreta con el simpecado de San Sebastián emprendía el camino por las calles de Tomares, que culminó con una jornada de convivencia entre todos los devotos en el Olivar del Zaudín. Bajo el calor de unos rayos de sol que obligaban a los romeros y a todos los curiosos a buscar la sombra, el simpecado de San Sebastián lució de forma diferente bajo su nueva carreta. Tallada en maderas nobles por el ebanista y hermano Serafín Negrón, esta nueva carreta cajón sustituye a la que portaba el patrón desde hace algo más de una década, pero que no era propiedad de la hermandad sacramental. Pero, para Negrón, este nuevo elemento tiene un significado especial: perteneciente a una familia ligada por tradición a esta hermandad, este tomareño ha querido imprimir a su padre, Antonio Negrón, y a su abuela, Serafina Díaz, en las ruedas de la carreta, lo que permitirá que estos dos emblemáticos miembros de la hermandad sacramental acompañen siempre al patrón en su salida. Desde las diez de la mañana, los cohetes dibujaron el camino de San Sebastián, que salió de la Iglesia Nuestra Señora de Belén. A esas horas, las mujeres –que muchas de ellas celebraban además el día de la madre– se adelantaban a las de la capital hispalense para lucir sus trajes de flamenca, peinetas y flores al son de las sevillanas que marcaba la Banda Sinfónica Municipal por las calles. Ayer la alegría reinaba en Tomares, ya que como días antes remarcaba el hermano mayor de la Hermandad Sacramental, Javier Rueda, «esta festividad es un día muy señalado y esperado para el pueblo; es una gran día de convivencia y de reunión en el campo». Al júbilo popular también se unió el sentimiento. Especial emoción fue la que se vivió durante el encuentro del simpecado de San Sebastián con el de la Virgen del Rocío, en la sede donde reside la Madre de Dios. Después de una lluvia de pétalos rojos, que el traicionero viento alejó de la carreta de San Sebastián, los devotos de ambas imágenes cantaron a capella la salve rociera del pueblo tomareño. Allí, en la calle Tomás Ybarra, donde los cascos de los caballos resbalaban por el suelo, los devotos se dirigieron a la plaza del Ayuntamiento, donde la banda de música tocó y cantó el himno en honor al patrón. A pocos metros de allí, en el número 2 de la calle La Fuente, el carretero del simpecado de San Sebastián acercó la nueva carreta a un matrimonio devoto que, pese a que no pudieron acompañar a su patrón, le agradecieron el gesto lleno de cariño. Tras recorrer las céntricas calles, la banda municipal cedió los primeros pasos al tamborilero que guió a los romero por el camino Villamanrique hasta los terrenos del Zaudín. Ya allí, se colocó la carreta del simpecado en el templete –que se restauró el año pasado– para dar comienzo a la misa de romeros, como preludio de la jornada de convivencia. Cuando el sol dejó de apretar, los tomareños acompañaron a su patrón de vuelta a la iglesia como los 63 años anteriores.

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