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Marcha. ¿Contra quién protestamos?

Los líderes del Partido Popular evitan decir que la manifestación prevista para hoy en Málaga sea una movilización contra el Gobierno de Manuel Chaves. No es contra nadie, dicen. Es a favor del empleo. Si no es contra nadie, ¿para qué manifestarse? ¿Desde cuando los actos de protesta persiguen...

el 15 sep 2009 / 22:40 h.

Los líderes del Partido Popular evitan decir que la manifestación prevista para hoy en Málaga sea una movilización contra el Gobierno de Manuel Chaves. No es contra nadie, dicen. Es a favor del empleo. Si no es contra nadie, ¿para qué manifestarse? ¿Desde cuando los actos de protesta persiguen abstracciones?

Javier Arenas pretende sacar músculo, hoy, en uno de los principales baluartes conservadores de Andalucía. Y si el tiempo le acompaña, tendrá éxito en la convocatoria, porque los andaluces tienen hambre de catarsis, ganas de chillar, de gritar a los cuatro vientos que hay familias de clase media que visitan desde hace semanas los comedores parroquiales, que los mileuristas ya empiezan a ser quinientoseuristas y que la caída de los precios y de la inflación no es suficiente para amortiguar el vampirismo de las hipotecas, la tardanza de los bancos a aceptar que hace varios días que firmaron el acuerdo con el ICO que beneficiará a las pymes y que todavía no se nota el zafarrancho de obras públicas que empezarán a vivir los ayuntamientos a partir de marzo.

De ahí que haya muchos andaluces que encuentren motivos para acompañar a Arenas y a los suyos en la romería cívica de hoy, sin preguntarse qué propuestas oculta su pancarta. En ninguna de las que ha presentado el líder del PP de Andalucía a Manuel Chaves figura el abaratamiento de los despidos que reclaman inexplicablemente al unísono la CEOE, el Banco de España, el FMI y José María El Tempranillo.

Ya en su día, cuando ocupaba el ministerio de Trabajo y superábamos el crack de 1993, Javier Arenas se negó a esa medida engañosa que, en tiempos de crisis, sólo serviría para aumentar más los despidos, al ser más baratos, sin que haya seguridad a la hora de crearlos. Pero Arenas ya ha empleado un circunloquio que se parece mucho al concepto de "flexiguridad" que tanto gusta entre los liberales moderados: los países que lo aplican, desde Suecia a Austria, tienen un colchón de seguridad pública indefinido y alimentado por una presión fiscal mucho más alta, cuando aquí los conservadores son los primeros en reclamar una rebaja de impuestos para las PYMES.

La manifestación de hoy, en Málaga, servirá como bisagra en las posibilidades de acuerdo por un pacto en el empleo que, a partir de mañana, explorarán de nuevo el PSOE, el PP e Izquierda Unida. A Javier Arenas le interesa un acuerdo: si sale bien, podrá sacar pecho y decir que él colaboró en salvarnos del naufragio. Y si sale mal, siempre le podrá echar la culpa al capitán del barco.

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