El acto central del Día de Andalucía celebrado en el Maestranza de Sevilla volvió a ser un reflejo muy exacto de la transformación que ha experimentado la comunidad autónoma en las últimas tres décadas. La ceremonia de entrega de las medallas de Andalucía reunía en esa ilustrativa foto a personas muy relevantes de todos los sectores económicos y sociales de la comunidad. Artistas, empresarios, juristas, escritores, arquitectos y deportistas fueron merecedores de un justo reconocimiento colectivo y al tiempo ellos ilustran con su entrega, capacidad y profesionalidad la realidad andaluza de hoy. El propio Federico Mayor Zaragoza, nombrado Hijo Predilecto, lo decía alto y claro: "Andalucía ha experimentado un salto excepcional en investigación, desarrollo e innovación, pasando de posiciones muy rezagadas a vanguardistas". Una contundente definición especialmente avalada al ser pronunciada por una persona de enorme experiencia internacional en la gestión pública. El radical cambio vivido por la comunidad ha facilitado que "hoy los andaluces miremos como reliquias del pasado tópicos y estereotipos como el fatalismo, el complejo y el agravio", en palabras del propio presidente Chaves. El 28-F cumplía así sobradamente con algunos de sus fines principales: que todos los andaluces sean conscientes de la realidad que hoy vive su tierra; que el cambio histórico que se ha producido fue posible gracias al esfuerzo de todos y cada uno de los andaluces; y especialmente, que aunque todavía haya muchos problemas por resolver en materia económica y de empleo muy en concreto, Andalucía está más preparada que nunca antes para hacer frente con éxito a los nuevos desafíos del futuro que tienen que ver con el reto de la globalización. Y si ese lance se afronta desde la "Andalucía inverosímil, sin límites, plural y tierra de acogida", como la denominó acertadamente Mayor Zaragoza, los andaluces rendirían al tiempo el mejor tributo a su inabarcable pasado y a la memoria de los que un día fueron.
