Local

Mayo del 68 no tuvo lugar

Gilles Deleuze y Félix Guattari publicaron en 1984 un artículo con un explícito título: "Mayo del 68 no tuvo lugar".

el 15 sep 2009 / 05:20 h.

Gilles Deleuze y Félix Guattari publicaron en 1984 un artículo con un explícito título: "Mayo del 68 no tuvo lugar". En él reconocían la incapacidad de la sociedad francesa, y de la sociedad europea en general, de asimilar las posibilidades abiertas entonces. La historia del mayo del 68 fue una "sucesión de inestabilidades y de fluctuaciones amplificadas": hubo agitaciones, palabras, gesticulaciones, idioteces, ilusiones; pero eso no es lo cuenta. Lo que cuenta es que fue una relevación, como si una sociedad viera de golpe y porrazo todo lo que contenía en sí mismo de intolerable y viera también la posibilidad de otra cosa, la posibilidad de una nueva subjetividad: nuevas relaciones con el cuerpo, el tiempo, la sexualidad, el medio, la cultura, el trabajo?

Sin embargo, los hijos del mayo del 68, según los filósofos franceses, se volvieron paradójicamente indiferentes; dejaron de ser exigentes. Por eso, la subjetividad de aquellos días no pudo triunfar a nivel colectivo. Su lugar fue ocupado por el capitalismo salvaje a la americana y por el fundamentalismo musulmán.

Un cuarto de siglo después, las palabras de Deleuze y Guattari siguen siendo actuales. El germen de la revuelta se sitúa en la influencia ejercida por la Internacional Situacionista. Este grupo de filósofos, arquitectos, artistas, críticos y activistas políticos, cuestionaba el papel del hombre y de la cultura en la sociedad de consumo de la postguerra. Al igual que hoy, la sociedad de consumo era la sociedad del espectáculo, de la falsedad, de la apariencia. Había que rechazar los valores de esa sociedad engañosa, subvertir el orden establecido e instaurar principios nuevos: aquellos que permitieran vivir una vida auténtica.

Está claro que, en términos políticos, el proyecto fracasó. Pero quizás, a nivel social, el esfuerzo no fue del todo en balde. Y es que, como decía Kant, más allá de los fracasos políticos, el espíritu de las gestas épicas permanece para siempre en los pueblos y es recordado como símbolo de protesta, de resistencia al poder y de voluntad revolucionaria.

  • 1