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"Me di la vuelta y cuando miré en la cuna, no estaba el papel"

El padre del bebé que murió asfixiado asegura que todo fue por un despiste

el 11 abr 2011 / 20:02 h.

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La madre de la menor, a la izquierda, sale de la Audiencia, donde se celebra la vista.
Como ha venido haciendo hasta ahora, Rubén C. O. volvió ayer a defender su inocencia ante el jurado popular que le juzga por la muerte de su bebé de tan sólo 28 días . "Me fui a vestir para irme a trabajar y cuando me di la vuelta, miré en la cuna y el papel no estaba. Fueron milésimas de segundo". Así es como explicó ayer que a la pequeña le fuera encontrada una bola de papel de más de cuatro centímetros de largo. El acusado insistió en que se lo había puesto en la comisura del labio para curarle una herida. La madre, en cambio, mantuvo que no vio nada.

Todo ocurrió la madrugada del 31 de agosto de 2009. Según relató ayer el padre del bebé, cuando pasadas las 6.00 se levantó para ir a trabajar, vio a su mujer con la niña, que estaba llorando, en brazos. Entonces la cogió para que su mujer descansara y se la llevó a otra habitación. La pequeña, según relató con toda tranquilidad, tenía una herida en la comisura de los labios como consecuencia de la fiebre que había tenido por una infección de orina. Primero se la limpió "con toallitas, pero como no se le cortaba, decidí torpemente coger un trozo de papel higiénico, echarle alcohol, enrollarlo y ponerlo entre la encía y la boca".

El bebé se quedó más tranquilo y lo tumbó en la cuna para que durmiera, pero fue entonces cuando, según su padre, se tragó el papel. "Fue rapidísimo". Rubén intentó entonces sacar el papel de la garganta de su hija, pero no pudo, por lo que llamó a su mujer. Ella, Esther S. D., explicó en el juicio ese momento, mucho más afectada que su marido, pues no pudo parar de llorar. La madre también intentó sacarle la bola, "usé hasta unas pinzas", pero la pequeña no podía respirar y comenzó a ponerse morada.

El matrimonio, que vivía en la barriada Macarena Tres Huertas, no salió corriendo hacia el hospital Virgen Macarena, situado a unos 300 metros, sino que antes llamaron al 061 para pedir ayuda. Ayer en la vista se reprodujo la conversación íntegra con la teleoperadora. "Se ha tragado el papel, está moradita", decía el padre, tras lo que el 061 le iba dando indicaciones de lo que tenía que hacer. "Ponla boca abajo, (...) dale golpecitos en la espalda", le iban diciendo, pero la pequeña no respondía.

De hecho, la teoría de la Fiscalía, que pide 20 años de prisión para el padre por un delito de asesinato y 13 años para la madre por un delito de homicidio, es que cuando llamaron, el bebé ya estaba muerto. Según el fiscal, la niña murió sobre las 6.15 horas, pero no llamaron al 061 hasta media hora después y con la intención "de no ser descubiertos".

Tras esta llamada, y al no responder la cría, el 061 envió una ambulancia, pero los padres decidieron marcharse entonces hasta el hospital y no esperar a la ambulancia. "Fuimos corriendo, todo lo que podía, porque me temblaban las piernas", señaló Esther. La niña ingresó ya cadáver, pese a lo cual los médicos intentaron todo tipo de maniobras de reanimación, incluida una traqueotomía.

La autopsia reveló que la niña tenía alojada en la tráquea un trozo de papel compactado de un grosor de "1,5 centímetros por su parte más fina y de más de dos centímetros en la más gruesa y de una longitud de 4,5 centímetros de largo", según consta en el escrito del fiscal. "Al sacárselo estaba impregnado en sangre y parecía un órgano. Era un trozo bastante grande de papel, muy apegotonado", aseguró uno de los agentes de la Policía Científica que presenció la autopsia. "El trozo de papel era bastante grande como para que un bebé se lo pudiera tragar", afirmó el jefe de Homicidios.

La vista continúa hoy con las declaraciones de los médicos que atendieron a la niña cuando llegó al hospital.

Por otra parte los dos médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de Sevilla que realizaron la autopsia al cadáver del bebé de 28 días que supuestamente fue asfixiado por sus padres con un trozo de papel higiénico para que dejara de llorar, han considerado este martes "prácticamente imposible, por no decir imposible", que un bebé con tan escasos días de vida pudiera tragarse por sí mismo el papel, por lo que han opinado que alguien tuvo que hacer "presión" hacia abajo hasta conseguir que la celulosa quedara alojada en la laringe.

Durante la segunda jornada del juicio con jurado popular que se sigue en la Audiencia Provincial de Sevilla, los dos forenses han puesto de manifiesto que la niña "estaba sana" y han indicado algunos de los aspectos que le llamaron la atención a la hora de realizar la autopsia, como son que el cadáver presentaba lesiones en un párpado, una mancha violácea en la nariz y, además, tenía roto el frenillo superior de la boca, todo lo cual "nos puso en estado de alerta". Tras ello, hallaron además en la laringe un cilindro de papel de 8,4 gramos de peso "y del tamaño del pulgar de un adulto".

"Ese mogollón de papel era tan grande como la cavidad de la boca de la menor y del tamaño de su lengua, por lo que fue ese trozo de papel el que le provocó la asfixia", según han proseguido los facultativos, quienes han subrayado que "es altísimamente improbable" que el bebé, de 28 días de vida, "fuera capaz de meterse ese papel en la cavidad oral de forma espontánea", pues con esa edad "el acto reflejo es expulsar todo lo que sea sólido". "Un bebé con 28 días no tiene capacidad para ingerir elementos sólidos, por lo que alguien tuvo que empujar y hacer presión para introducir ese papel hasta la laringe", han aseverado.

 

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