–Ya son dos los intentos fallidos y ahora van a un tercero. ¿Qué esperan de esta última convocatoria nacional del campus de excelencia?
–Esperamos ganar, por supuesto. En la última no pudimos trabajar todo el año. Empezamos a diseñar la propuesta de campus de medio ambiente, biodiversidad y cambio global (CamBio) a partir de septiembre, y desde ese momento fue una carrera de obstáculos. ¡Ojalá hubiéramos tenido tiempo! El proyecto fue muy bien valorado en la primera fase. De la segunda, como no tenemos informe, no sabemos en qué necesitamos mejorar, por lo que hemos tenido que ser muy autocríticos.
–¿En qué creen que fallaron entonces?
–El proyecto tiene que enfocarse más en temas de empleabilidad por la coyuntura económica que tenemos. Debemos mejorar cómo conectar el trabajo de la Universidad con la empresa. Y también debemos incidir en la internacionalización. Para ello buscaremos alianzas con el Sur de Portugal y el Norte de África. El campus transfronterizo de Gibraltar por el que apostamos es un buen ejemplo de esa internacionalización. No descartamos otros similares.
–¿Mantendrán la temática del campus?
–Sí, aunque la mejoraremos. Lo que tenemos claro es que más que nunca Andalucía necesita un campus de excelencia internacional como el que proponemos.
–¿Buscarán más alianzas? ¿Habrá más agregaciones?
–Me encantaría que estuviéramos las diez universidades andaluzas, que el campus de excelencia de medio ambiente y cambio global fuera un compromiso de todo el sistema andaluz de universidades.
–Eso implica que Sevilla, Málaga y Granada, que ya tienen sus campus de excelencia, se sumen al proyecto.
–No es incompatible, aunque cada universidad es libre de decidir a qué proyectos sumarse. Lo que sé es que esto se está negociando en el ámbito de los rectores. A mí personalmente me encantaría que Sevilla estuviera en nuestro proyecto. Debemos compartir intereses. No se trata de competir. La noticia de que Sevilla, Málaga y Granada ganaron el sello de excelencia es una noticia ante la que sólo cabe alegrarse. Es bueno para Andalucía.
–Esta tercera convocatoria es la última. Imagino que la presión es muy fuerte.
–Sí, y espero que no me quite el sueño. Éste es un proyecto colectivo, de seis universidades y el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Tenemos que explicarnos y conseguir el aval de las empresas.
–En las dos convocatorias anteriores la reacción de la Olavide ha sido muy crítica con el proceso de selección, ¿cree que estas críticas pueden restarle en la última oportunidad?
–Las reacciones hay que ponerlas en su contexto. Fue duro asimilar que algo a lo que habíamos dedicado tantas horas de trabajo no merecía un reconocimiento. Pero espero que esto no nos reste. Sigo pensando que el proyecto merece la pena.
–¿El campus de excelencia es importante por lo que significa de reconocimiento o por el aporte de fondos?
–Tener el sello de campus de excelencia sería un reconocimiento a lo que ya somos. En CamBio estamos las universidades andaluzas más jóvenes pero que hemos demostrado que somos tremendamente competitivas. En estos momentos no quiero pararme a pensar que no lo consigamos. Los fondos ayudan pero son simbólicos.
–En el mapa de reparto de los campus, éstos se concentran en el triángulo formado por Madrid, País Vasco y Cataluña. ¿Qué peso tendrá lo territorial en la última edición?
–Quiero pensar que ninguno. La convocatoria de campus de excelencia no puede ser café para todos. Esto es un proyecto de excelencia. De hecho, en 2015 sólo habrá diez universidades que revalidarán el sello. En Andalucía se presentarán en este tercera convocatoria varios proyectos y será difícil conseguir el sello. Además, hay comunidades que todavía no se han estrenado, como Extremadura. Consideramos que el proyecto CamBio tiene la línea temática más adecuada.
