Ayer, el presidente en funciones, Roberto Michelleti, pidió a Brasil que ofrezca asilo político o entregue a las autoridades hondureñas a Zelaya, e indicó que su Gobierno no quiere que haya un derramamiento de sangre por la presencia de Zelaya.
La Policía disolvió varias protestas en las calles de la capital y detuvo a más de 150 personas. Zelaya, que se encuentra alojado desde el lunes en la sede diplomática brasileña, hizo su denuncia a través de un comunicado difundido ayer por correo electrónico por la primera secretaria de la Embajada de Honduras en Nicaragua, Elizabeth Sierra. En la nota, agregó que los agentes policiales y militares que rodean la sede diplomática realizaron "un ataque desproporcionado" para reprimir a sus seguidores que se encontraban en los alrededores de ese edificio.
En su comunicado solicita a la población hondureña en resistencia que acuda a Tegucigalpa, específicamente, frente a la Embajada de Brasil, "para hacerle frente a estos ataques". El derrocado mandatario también expresó su deseo de continuar el diálogo con todos los sectores para "encontrar una salida a la situación del país y solicitó también el apoyo de la comunidad internacional a favor de la democracia para frenar al régimen despótico".
En aras de que no se produzcan brotes violentos en el país, el presidente de Brasil, Lula da Silva, instó a Zelaya a mantenerse tranquilo y evitar dar argumentos a las autoridades golpista para violar la sede diplomática. Aún así, se produjeron algunos altercados violentos en las inmediaciones de la Embajada, que fueron reprimidos por la Policía.
la UE pide calma. Debido a la tensa situación que sufre el país, la Unión Europea instó ayer tanto a Zelaya como a Micheletti a "abstenerse de toda acción que pudiera incrementar la tensión y la violencia". La Presidencia sueca de turno de la UE destacó "la importancia de una solución negociada a la crisis actual".