Cultura

Morante da un recital de capote en Badajoz

El sevillano cuaja con la capa a un noble toro de Juan Pedro y entusiasma también con la muleta.

el 22 jun 2010 / 20:19 h.

Morante marcó ayer la tarde en Badajoz con un noble y buen toro de Juan Pedro, al que cuajó con el capote y después firmó una faena muy despaciosa, cuidada y torera con la muleta. Majestuosas las verónicas de recibo y enroscadas las chicuelinas, entusiasmaron al público.

Después, con la muleta, el torero de la Puebla inició la faena por bajo en el tercio, rodilla en tierra.Sonaron los primeros olés.

Se fue Morante al medio y pronto se metió con el pitón izquierdo por donde desde el principio comenzó a firmar naturales de muy buen trazo, muy parsimonioso el torero, haciendo todo muy despacio y sin el barroquismo de otras tardes.

Faena larga, donde se entretuvo con los remates, y que el público vivió con gran emoción terminando la plaza practicamente en pie. Perdió la segunda oreja con la espada, sonó un aviso y cortó una oreja con fuerte petición de otra y clamorosa vuelta al ruedo, informa Burladero.com.

El Fandi y Manzanares cortaron también una oreja cada uno, aunque de mucho menos peso que la de Morante, a la noble corrida de Juan Pedro. Con el tercero, al que cuidaron en varas como a toda la corrida, Manzanares comenzó a levantar la faena por el pitón izquierdo a un toro que embestía con nobleza, tirando de él con empaque y creciéndose el torero.

Se gustó el de Alicante que fue armando una faena bien entendida por el público, ligando de mitad de faena en adelante sobre la mano derecha en tandas más largas y donde brillaron los remates. Oreja con petición de segunda tras una estocada entera.

Morante, con un primero muy flojo y protestado que salió dormido, apenas pudo esbozar con el capote algún retazo a la verónica, meciendo la embestida. Luego, todo fue hacia abajo al claudicar el toro al principio del trasteo. No se dio coba el torero de La Puebla.

El Fandi cortó oreja al segundo, un toro noble aunque a menos, al que el granadino practicó una lidia a favor, en los tres tercios. Banderillas jaleadas y una faena en la que mimó al toro, templado y a media altura, por momentos templándose y gustándose Fandila.

Al margen, en Alicante, la firmeza de Castella y la elegancia y el temple de Cayetano fueron lo más destacado, donde el francés abrió la puerta grande, sumando una oreja de cada toro y perdiendo hasta dos con la espada en una desigual corrida de Jandilla.

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