Al menos cuatro niños han muerto y nueve han resultado heridos por la explosión de una bomba al paso de un minibús en la conflictiva provincia sureña de Kandahar, informó el Ministerio afgano del Interior.
El vehículo, que transportaba a niños, circulaba por el distrito de Zherai cuando tuvo lugar el atentado, según un comunicado de Interior, que responsabilizó del ataque a "los enemigos de Afganistán", término con el que el Gobierno se refiere habitualmente a la insurgencia talibán.
Mientras, diez trabajadores locales del sector de la construcción privada, entre ellos un ingeniero, fueron secuestrados por los talibanes en la provincia occidental de Herat, según una nueva nota gubernamental. Interior explicó que un grupo de insurgentes tomó como rehenes a los empleados mientras trabajaban en la construcción de un puesto policial en el distrito de Rubat Sangi, cerca de la frontera con Irán. Los talibanes también incendiaron las habitaciones donde se alojaban los empleados en la zona y prendieron fuego a sus materiales de trabajo.
La insurgencia lleva a cabo frecuentes secuestros, especialmente de miembros de las fuerzas de seguridad afganas, y protagoniza atentados en todo el país, sobre todo en su tercio meridional y dirigidos contra las tropas extranjeras y afganas.
