La respuesta estaba definida antes de cualquier pregunta. El mensaje debía ser el mismo que el lanzado por el grupo socialista y la portavoz del Gobierno. "No estamos pendientes de éso, no nos ocupa ni un sólo segundo de nuestro tiempo. Estamos en lo que estamos. Sería una irresponsabilidad distraernos de lo que tenemos entre manos". Con estas palabras despachó el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, la gran grieta existente en su Gobierno tras las palabras pronunciadas el pasado lunes por el edil Emilio Carrillo anunciando una "reflexión" sobre su futuro en la Corporación municipal dada la ratificación del regidor. Ni pronunció el nombre del que fuera su número dos, ni aludió a la necesidad de resolver su futuro cuanto antes. La estrategia es clara: minimizar la crisis y apartarla del nuevo escenario político: cohabitación entre los dos sectores del partido y garantías de una continuidad de Monteseirín incompatible con su inclusión en las listas para las elecciones europeas.
Monteseirín sí hizo referencia a este nuevo marco político forzado por la dirección regional y que supone una tregua a un conflicto interno surgido a raíz del congreso provincial del PSOE de Sevilla el pasado verano: "En el partido somos personas con mucho sentido de la responsabilidad, las cuestiones vinculadas al proceso quedan completamente al margen, porque estamos todos a una. Trabajaremos codo con codo, al unísono para afrontar una situación que nos preocupa". Para llegar a este tipo de declaraciones han pasado meses de pulsos internos que se cerraron hace poco más de dos semanas. "Lo que ha ocurrido es lo que tenía que ocurrir, pero ahora todos estamos unidos".
El gran punto de inflexión -al margen del pacto para mantener la portavocía en manos de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis- fue la decisión del PSOE-A de no incluir al alcalde en la candidatura a las listas europeas, una propuesta defendida tanto por la ejecutiva provincial como por el propio regidor -en un caso como una salida del Gobierno local que podía derivar en un relevo; y en el otro para compatibilizar esta tarea con el Consistorio-. Esta medida vino acompañada de un respaldo explícito a Monteseirín difundido por el presidente de la Junta y secretario general de los socialistas andaluces, Manuel Chaves. Poco después llegaron las palabras de Carrillo, y desde entonces el alcalde -al igual que el secretario provincial del PSOE, José Antonio Viera, optó por el silencio-.
Hasta ayer. "Me he sentido siempre respaldado por el presidente de la Junta de Andalucía porque es una persona con un especial sensibilidad con Sevilla. Conoce bien la ciudad y su gobierno más allá del ruido y de la polémica. Por encima de todo ese ruido queda una gestión respaldada dentro y fuera de la ciudad por mucha gente. Hemos hechos apuestas osadas y valientes y hemos logrado ejecutar nuestro proyecto", apuntó el alcalde, quien incidió en el respaldo que existe de la dirección regional del partido a su gestión.
Después de esto, el regidor no quiso hacer más declaraciones. Los socialistas pretendían que el pacto entre Viera y Monteserín, ratificado tras la visita del secretario provincial a la Plaza Nueva pusiera punto y final a las disputas públicas, que en sus actos, las pugnas internas quedasen en un segundo plano, y que se iniciase un nuevo marco de cooperación interna.
La próxima semana puede ser decisiva en este sentido. Principalmente, por la reunión que mantendrán representantes de la ejecutiva provincial con el grupo socialista para desarrollar estrategias conjuntas de trabajo en los barrios y para difundir los planes extraordinarios de inversión de la Junta y del Estado. El grupo municipal, y el propio alcalde, ya han iniciado los actos públicos para difundir la relevancia de las obras -un proyecto de importante repercusión política que el PSOE quiere aprovechar- y será la semana que viene cuando inicien los actos en la capital -tras recorrer los municipios- los máximos dirigentes provinciales.
