La gente cuando se deprime no mata, a lo sumo se suicida. La relación entre el acto del joven alemán que se ha llevado por delante 15 vidas y sus antecedentes depresivos no tiene sustancia. Según los últimos datos, referidos a 2006, en la Europa de los 27 por cada homicidio hay nueve suicidios. Parece que somos, fundamentalmente, autoagresivos.
Algo falla en esta sociedad capitalista tan centrada en el propio ombligo. No parece que el Ego tenga un límite conocido ni que termine satisfaciendo jamás a su propietario. El culto a la estética, a la admiración, al éxito según los cánones importados, al "mejor de los mejores", al consumo? resulta el invento insuperable para quienes venden, pero no para el común de los mortales.
El chaval asesino pudo cometer su atroz acción porque accedió al arma de su padre (¿un arma en casa?) y era un experto en apretar gatillos (¿parte de su educación?). Habrá que añadir una buena dosis de explicación psicológica basada en modelos de conducta y concluir, con ello, que necesitamos comenzar con menos cine taquillero y más empatía con el otro. Es decir, lo contrario de lo que hace Europa. Vayámonos preparando entonces.
